Hace unas semanas escuché parcialmente una crítica literaria del libro Nada. El video que me apareció en alguna red social -del que únicamente escuché algo así como que el libro estaba siendo prohibido como lectura para los adolescentes y jóvenes-, me dejó la inquietud de buscarlo. No había escuchado el nombre del autor ni alguna referencia para su búsqueda. Salvo el título del libro, no tenía nada más.
El sábado pasado lo comenté con mis alumnos de la Maestría en Intervención de la Práctica Educativa, de la Secretaría de Educación de Jalisco. Ayer me fui a la Feria Internacional del Libro y lo pude adquirir. Ahora sé que la autora es Janne Teller, danesa que dejó su trabajo en Naciones Unidas para dedicarse a la literatura y que el libro fue publicado en Dinamarca en el año 2000, y la edición en español en el 2011.
La trama central de la novela reside en una pregunta existencial que todos los seres humanos nos hemos planteado al menos en una ocasión: ¿cuál es el sentido de la vida? Para Teller, el libro fue un cuento que le gustó leer cuando lo escribió a sus treinta y cinco años y que sigue leyendo a los más de cincuenta. Pero no todos lo vieron como un cuento ni como una novela. Dice la autora-, “… la virulencia de la oposición con la que Nada se ha encontrado a lo largo del tiempo nunca ha dejado de sorprenderme: primero, el editor no quería publicarlo; después -en un lugar tan liberal como Dinamarca-, los adultos pensaban que a los adolescentes no se les debería permitir leerlo, y en una región de Dinamarca fue incluso prohibido en las escuelas durante años. Más tarde, cuando Nada fue cada vez más traducido en el extranjero, la historia se siguió repitiendo: en Noruega fue prohibido en las escuelas del oeste del país, en Francia hubo librerías que se negaron a comercializarlo, y en Alemania unos padres no permitieron a sus hijos leerlo, aun cuando su profesor lo había incluido en el plan de estudios”.
¿Qué se dice en el libro que provocó tal reacción? El personaje central es Pierre Anthon quien deja el colegio el día que descubre que la vida no tiene sentido, pero empieza con una afirmación escalofriante: “Nada importa. Hace mucho que lo sé. Así que no vale la pena hacer nada. Eso acabo de descubrirlo”. Esa es la voz de Pierre Anthon de catorce años.
La novela fue escrita pensando en el público adolescente, pero logró hacer lo que pocos libros logran: traspasar las edades y el género, el estado civil o el social o el económico, para convertirse en uno de los mejores libros reflexivos escritos como novela. Quizá por eso, el semanario Die Zeit escribió: “Nada anima a sus lectores a tomar decisiones sobre sus propias vidas. Describe una búsqueda que cada uno de nosotros nos plantearemos alguna vez, pero que nunca ha sido contada de manera tan impactante”.
Luego les diré mi propia impresión del libro cuando lo termine de leer. Por ahora, es necesario enviar estas líneas para que el director de Milenio Jalisco no me olvide y mis lectores puedan seguir siéndolo.