Política

Impresos americanos del siglo XVI

La historia es fascinante y la historia de los libros impresos del siglo XVI es aún más. Ubicar los libros escritos en América antes de 1600 era una tarea imposible, pero la Universidad Texas en Austin y Texas A&M, decidió iniciar el proyecto para no sólo ubicar esos libros incunables, sino para digitalizarlos usando la tecnología con software de reconocimiento óptico de caracteres para la transcripción de libros multilingües publicados durante los primeros siglos de la imprenta.

El proyecto ha logrado documentar que fueron impresos 220 libros antes de 1600, de los cuales se sabe que han sobrevivido 136. Para los años de 1500 a 1600 -e incluso dos o tres milenios después- los impresores eran pocos. Juan Cromberger (¿? – 1540) estableció su imprenta en Sevilla y posteriormente abrió una sucursal en Lisboa y Évora. Cromberger quería poner una sucursal en la Nueva España por lo que, en 1525 solicitó al monarca autorización para hacer el viaje y así conseguir la invitación oficial del obispo Juan de Zumárraga y del virrey Mendoza. Zumárraga le ayudó para que años después el hijo de Cromberger se traslada a México. En 1539, Juan Pablos se convirtió en administrador de la “Casa de Cromberger” y, posteriormente, recibió el monopolio para imprimir los libros de los obispos de la Nueva España. Es por esta razón que los primeros libros impresos antes de 1600 aparecen como impresores Juan Cromberger y Juan Pablos y muchos de esos libros están relacionados con los obispos y con temas de doctrina católica.

Los impresores eran los productores de la memoria histórica, aunque ésta fuera muchas veces sesgada. Se han documentado 11 impresores entre 1500 y 1600, de los cuáles únicamente dos eran mujeres que quedaron a cargo de las imprentas tras la muerte de sus maridos.

Además de este maravilloso trabajo, los estudiosos de todo lo relacionado con los libros incunables del siglo XVI impresos en América, han podido clasificar las marcas de fuego. Las marcas de fuego eran las huellas carbonizadas en el canto del libro antiguo para identificar al dueño del libro y, al parecer, es una práctica que comenzó a realizar en el México de la Nueva España, específicamente en instituciones de carácter religioso de esa época.

En la siguiente semana abordaré más a detalle el tema de las marcas de fuego.


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Sara S. Pozos Bravo
  • Sara S. Pozos Bravo
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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