Política

Perceptocracia

  • Opinión fundada
  • Perceptocracia
  • Ricardo Corona

El mundo de la tecnología ha mostrado cómo se pueden crear, a partir de herramientas sustentadas en Inteligencia Artificial (IA), universos que ofrecen versiones alternas de la realidad de muchas personas. Algo que para muchos no deja de parecer una ficción hollywoodense a partir de la que se ha llegado a plantear el riesgo de escenarios en donde la humanidad sea gobernada por máquinas.

Pero demos un paso atrás, antes de la llegada de esa tecnología, para ver hasta dónde la gente podría estar familiarizada con eso de una “versión alterna de la realidad” ¿será realmente ajeno a la vida diaria de personas que toman decisiones a partir de la evidencia, de lo palpable? Y es que piénsese, por ejemplo, en la percepción. Si, esa que da sustento a tantas y tantas decisiones de política pública, o declaraciones que generalmente carecen de evidencia, de lo palpable. Que además en muchas ocasiones se pretende utilizar para explicar la realidad, aunque el contraste con lo que viva la gente en su día a día sea lapidante ¿Es la percepción el sustento de un tipo de realidad alterna también? Hay muchos ejemplos que dan cuenta de esa antilogía. Entre otros, escuchar que la percepción de inseguridad ha mejorado porcentualmente cuando es sabido que, por varios años, solamente uno de cada diez delitos cometidos es denunciado; o que incrementó la satisfacción ciudadana por la calidad en el servicio de salud pública, cuando en los servicios de salud las respuestas más bien son del tipo “no hay vacunas”, “no hay citas” o “su quimioterapia será dentro de 3 meses”.

Asumiendo entonces que a partir de esa percepción también se construyen realidades alternas, el tema no es nada menor, ya que además de ser una fuente de legitimación del quehacer público, también lo ha sido para buscar legitimar actores públicos. Por ejemplo, sin importar el color de partido político, hay quienes participan en una “no campaña política” (que sí lo es) con el objetivo que sus perfiles políticos sean valorados a partir de la percepción (encuestas) para poder ganarse un lugar en la competencia por la presidencia de la república. Pero ¿y los logros? ¿la evidencia de la distancia entre lo dicho y lo hecho? ¿todo lo que se ha documentado por propios y extraños? ¿los datos duros? ¿lo palpable?

Parecería pues que es mayor el riesgo de ser gobernados por percepciones que contrastan todos los días con la realidad ciudadana que por algoritmos. La democracia hoy tiene un grave subejercicio de información y de participación ciudadana que cada vez cede mayor espacio a la consolidación de una Perceptocracia.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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