Hay un intenso activismo político de los ex presidentes Ernesto Zedillo y Felipe Calderón, desde el extranjero porque después de sus gobiernos no pueden hacer vida en su propio país; por su lado Zedillo refiere que no debe de haber un gobernante que divida al país, haciendo una remembranza de su gobierno es de resaltar que fue quien dio aviso a algunos empresarios mexicanos sobre una inminente devaluación de peso mexicano frente al dólar, quienes en reacción sacaron su dinero de bancos mexicanos y compraron dólares, se volvieron más millonarios pero provocaron una crisis que convulsionó la economía del país.
Zedillo fue el creador del FOBAPROA, uno de los más grandes saqueos legalizados a la nación, en donde los créditos millonarios de bancos que se hicieron entre amigos sin pedir garantías para respaldar la deuda, provocó la quiebra de las instituciones de crédito, la deuda privada se hizo deuda pública y con dinero del presupuesto de todos los mexicanos se paga año con año vaciando ahí miles de millones de pesos que se van al pago de esa deuda generada por corrupción en lugar de ir a programas sociales u obra pública para el desarrollo.
También profundizó las políticas neoliberales, privatizando empresas nacionales como los servicios de transportación en trenes de pasajeros incluyendo gran parte de la infraestructura ferroviaria a empresas extranjeras que al concluir su gestión como fue contratado en dichas compañías que fueron beneficiadas; aparte de las matanzas de campesinos en Aguas Blancas Guerrero y Acteal Chiapas orquestadas desde el Estado y por supuesto a la fecha sin esclarecer y con total impunidad.
Por su parte Felipe Calderón también fuera del país exclamando que en México está en riesgo la democracia cuando obtuvo la presidencia mediante un fraude electoral, con su expresión de “aiga sido como aiga sido” refiriendo un triunfo a como diera lugar, reconociendo tácitamente que no fue por el cauce legal; refiere que con el presupuesto se creó toda una maquinaria electoral con programas sociales que no dejan de descalificar con ese enfoque clasista y racista de desprecio a los más pobres.
La polarización del país estaba expresada en todo el territorio, una minoría se había apropiado del poder mediante un fraude electoral, la indignación e irritación social se manifestaba diariamente, de ahí surge su estrategia de la guerra contra el narco para intentar generar afinidad y respaldo ciudadano que ahora sale a la luz que todo fue una simulación porque su secretario de seguridad pública Genaro García Luna el hombre de todas sus confianzas era un integrante del crimen organizado, hoy juzgado y sentenciado en Estados Unidos.
Es comprensible la actuación de los ex presidentes frente al pronóstico reconocido por ellos mismos de que volverán a perder la elección, están desesperados frente a una realidad difícil de revertir, un Presidente que a su cierre tiene un 70% de aprobación que se verá reflejado en votos para que el proyecto que representa continúe, en contraparte una oposición cada vez más disminuida que no solo perderá una vez más la elección presidencial, todo apunta para que no logren impedir que morena y sus aliados logren las dos terceras partes en ambas cámaras del Congreso federal y así llevar a cabo las reformas constitucionales que lograran consolidar el proyecto de transformación que se está instaurando desde hace cinco años en México.