El pasado 28 de agosto asistieron al Vaticano alrededor de cuarenta personas que fueron elegidas en Francia para cargos públicos, pertenecientes a varios partidos políticos. A ellos dirigió el papa León un interesante discurso. Naturalmente los saludó con cordialidad y los alentó en su compromiso para un mundo más justo, humano y fraterno, señalando la necesidad de volver la mirada a Cristo.
Señaló también un aspecto de la situación de Francia al que conviene poner atención. Les dijo: "En Francia, a causa de un laicismo a veces malentendido, no es fácil para quien ha sido elegido obrar y decidir de acuerdo a la propia fe en el ejercicio de las responsabilidades públicas". Enseguida les comenta brevemente que la salvación abarca todas las dimensiones humanas y que "el cristianismo no puede reducirse a una devoción privada porque implica un modo de vivir en sociedad marcado por el amor a Dios y al prójimo, que no es un enemigo, sino un hermano".
Enseguida hizo referencia a las grandes cuestiones sociales que deben afrontar en sus regiones: la violencia en algunas partes, la inseguridad, la precariedad, las redes de la droga, desocupación, la desaparición de la convivencia. Sobre este punto aseguró que "el responsable cristiano tiene como apoyo la virtud de la caridad", la cual es fuerza capaz de encontrar nuevos caminos para hacer frente a los problemas actuales y para la renovación de estructuras, organizaciones y ordenamientos jurídicos.
Pasó a dar un consejo a los asistentes: "No hay separación en la personalidad de un personaje público; no se da por una parte el hombre político y por otra el cristiano. Más bien existe el hombre político que bajo la mirada de Dios y de su conciencia, vive cristianamente sus propias labores y sus propias responsabilidades. Están ustedes llamados a reforzarse en la fe y a profundizar en la doctrina, sobre todo en la doctrina social, que Jesús ha enseñado al mundo y a ponerla en práctica en el ejercicio de sus funciones (...) sus fundamentos se encuentran sustancialmente en armonía con la naturaleza humana".
La reflexión del Papa León me parece no solamente interesante sino también adecuada para relacionarla con nuestra realidad en México y en el Estado de México. Ojalá que los servidores públicos y nosotros mismos la pudiéramos tomar en cuenta con el fin de superar prejuicios del pasado y afrontar mejor los retos presentes.