Cultura

Vicisitudes de la IA

La inteligencia artificial es un prodigio; estoy convencida de que va a cambiar el mundo como hasta ahora lo hemos conocido. Pero como todas las cosas, tiene un lado negativo y hasta peligroso. Cabe aclararlo: no considero a la ciencia como algo bueno o malo en sí: ella tiene que continuar su avance. Pero en donde tenemos que tener cuidado es en su aplicación tecnológica y en el uso que se le da a esta: tal es el caso de la inteligencia artificial.

Antes de contar con esta maravillosa herramienta, los videos sobre el comportamiento animal eran un testimonio muy importante para la etología. Un video de un animal comportándose de “x” manera, era equiparable a verlo en vivo y servía como una prueba válida para conocer el mundo de la conducta animal. Hoy esto ya no es así: podemos tener videos de animales realizando actividades que nunca harían y cada vez resulta más difícil comprobar si el video ha sido creado con IA o si es real.

La inteligencia artificial moderna, como Sora de Open AI, Runway, Pika Labs o King IA de China, pueden generar videos de muy alta calidad que incluyen movimientos fluidos, sombras y luces naturales, gestos y expresiones emocionales completamente realistas. Los llamados Deepfakes, en los que se reemplaza el rostro o la voz de alguien, pueden ser muy difíciles de detectar: DeepFaceLab logra resultados abrumadores.

Es por eso que ya en algunos países se está promoviendo que los videos creados con IA tengan marcas digitales a través de las cuales se pueda saber que fue generado con IA. El problema de cualquier manera es que quien quiere hacer un video falso, puede eludir la ley y no poner la marca requerida. Esto es particularmente grave en el ámbito de la jurisprudencia, pues hasta ahora los videos son pruebas suficientes, pueden ser casi como testigos de un crimen. Hoy existen ya peritos digitales para detectar si un video es real o no, aunque los avances en la IA prometen llegar a una perfección tal que difícilmente se podrá distinguir un video real de uno creado con IA.

Tenemos un grave problema: los videos podrían dejar de ser pruebas fehacientes tanto para la ciencia, como para la jurisprudencia, como para cualquier otra área de las actividades humanas. Esto es una paradoja, porque entonces un gran avance tecnológico, estaría eliminando la utilidad real que la tecnología había logrado anteriormente.

De no lograrse una forma infalible para distinguir entre un video creado por IA y un video real, estaremos en problemas.


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Paulina Rivero Weber
  • Paulina Rivero Weber
  • paulinagrw@yahoo.com
  • Es licenciada, maestra y doctora en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Sus líneas de investigación se centran en temas de Ética y Bioética, en particular en los pensamientos de los griegos antiguos, así como de Spinoza, Nietzsche, Heidegger.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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