Las reglas de origen que se pusieron más estrictas en el T-MEC, junto con nuestras ventajas competitivas, definirán la estructura industrial de México en los próximos años. En efecto, las empresas que están decidiendo instalarse en México para servir al mayor mercado de consumo del mundo tienen consideradas estas reglas.
Por ejemplo, en el caso de la industria del automóvil, el 75 por ciento del valor de los productos que disfruten de las reglas del T-MEC tiene que haber sido producido en territorio T-MEC.
Esto significa que el 64 por ciento de las inversiones comprometidas a invertir actualmente en México que son provenientes de China y otros países asiáticos, en su mayoría del sector transporte, tendrán que, o importar de EU las autopartes que antes producían en sus países o generarán en México la proveeduría para producirlas o ya las estamos produciendo en México, dado que esa es un área de especialidad de nuestro país. Pero las que nosotros mismos importamos para nuestras armadoras sí tendrán que seguirse importando o generando proveeduría en México.
En general, la calidad de nuestra proveeduría de insumos intermedios estará determinando el tipo de industrias que vendrán a México y de los insumos que las empresas puedan importar de EU y Canadá por no estar disponibles en México. Es en este último punto que debemos orientar nuestras baterías. Por ejemplo, la organización industrial de nuestra producción de maderables atraería aún más a industrias muebleras para el bien de nuestro propio desarrollo.
Otro punto muy importante, además del reto de la inseguridad, es el regulatorio. Deberíamos instituir una comisión especial encargada de homologar y simplificar las normas lo más posible no solamente en la zona del T-MEC, sino con los principales países de donde provendrán las inversiones: Asia y la Unión Europea.
Urge también desarrollar la infraestructura del sureste para atraer inversión alrededor del corredor transístmico que facilita la exportación a las costas de EU y la instalación de compañías asiáticas utilizando la infraestructura portuaria de Chiapas y Oaxaca.
De nosotros depende aprovechar al máximo las oportunidades del nearshoring para nuestro propio crecimiento y desarrollo.