El ingreso nacional (PIB) se gasta en un 99% en consumo público y privado, e inversión pública y privada, donde las exportaciones se restan de las importaciones en su contabilidad dejando su contribución neta en un promedio del 1%. En estos componentes de la demanda agregada, los motores más fuertes de la economía son el consumo e inversión privada que en su conjunto en promedio han constituido el 84% del PIB en nuestras cifras históricas.
Nos debería alegrar que todos los componentes de la demanda agregada estén ya de regreso a los niveles de su tendencia de largo plazo (figuras 1-4). Sin embargo, no es suficiente regresar a la mediocridad de un consumo y una inversión privados que venían creciendo a un 2%, y 1% en promedio durante los últimos años, lo que significa que si los ajustamos por el crecimiento poblacional el crecimiento per cápita es cero para el caso del consumo y negativo para el caso de la inversión.
Figuras 1-4 comportamiento de los componentes del PIB-Demanda Agregada

Es posible tratar de entender este magro comportamiento de nuestra economía a través de la propensión a consumir que es menor en la medida que el ingreso es mayor, y cuando la concentración del ingreso en los estratos más altos deja a un alto porcentaje de la población sin ingresos para consumir, donde la propensión al consumo es mayor. Por ejemplo, según la Encuesta de Ingreso-gasto realizada por el INEGI los 7 deciles más bajos de ingresos gastan 45 porciento de su ingreso en alimentos, mientras los tres deciles más altos gastan el 30 porciento de sus ingresos en el mismo rubro. De manera que si distribuyéramos el ingreso hacia la población con menores ingresos el consumo total aumentaría. Por el otro lado, la propensión a ahorrar aumenta con el ingreso, pero este ahorro se convierte en inversión cuando hay una demanda potencial alta por productos que inducen a la inversión.
Es por eso por lo que el modelo alternativo de la actual administración donde se está invirtiendo en las zonas donde el ingreso bajo de la población genera menos consumo le está apostando a un ensanchamiento del mercado interno que genere mayores tasas de consumo e inversión. La teoría ya la sabíamos. Es hasta ahora que se está llevando a la práctica.
Patricia Armendáriz