El día de ayer tuve la fortuna de participar en un panel que organizó Felipe Balderas, profesor e investigador del Departamento de Estudios Humanísticos del Tec de Monterrey. A decir verdad, fue una gozada porque Sandrine Molinard, directora del Consejo Cívico de Instituciones de Nuevo León, y Víctor Martínez Lucio, director y conductor de noticieros en MILENIO, nos reunimos con alrededor de 300 jóvenes universitarios para conversar sobre las próximas elecciones.
Resumiré las aristas de una reflexión que surgió de una de las preguntas que nos hicieron: ¿Por qué votar en estas próximas elecciones?
Básicamente por dos cosas: para corregir el rumbo actual de nuestra democracia y evitar que ésta siga operando sin la participación de las y los ciudadanos.
Ambos males se deben, al menos, a las siguientes razones:
1. El modelo de representación política está diseñado para que nos dediquemos de tiempo completo a nuestros asuntos privados y dejemos todo lo que tiene que ver con la vida pública en manos de quienes tienen por oficio gobernar.
2. El sistema de partidos provoca que éstos se dediquen a velar por sus intereses y no por los nuestros.
3. Los espacios de encuentro ciudadano son los centros comerciales y los restaurantes de moda y no las plazas públicas.
4. Muchas oficinas de gobierno operan como la sucursal de algunos corporativos empresariales.
5. La ineficacia del modelo político liberal para materializar los derechos civiles, políticos y sociales ha derivado en un desanimo ciudadano por aquello que tiene que ver con la vida política.
6. El hartazgo social producido por el hecho de que nuestros intereses particulares pocas veces sean convertidos en políticas públicas.
7. Muchos y muchas han perdido la esperanza de que las cosas vayan a cambiar, porque las ideas para la emergencia de una nueva ciudadanía se depositan en los odres viejos de los partidos.
8. La fragilidad de nuestro capital social y la pobreza de la cultura asociacionista en México provocan que cualquier exigencia política se perciba como ideología clientelar de uno u otro bando.
Buena parte de estos “fallos” de nuestro sistema democrático pueden corregirse si quienes tenemos una credencial del INE votamos este 2 de junio.
Con ello no solo refrendaremos nuestra ciudadanía, sino que aumentaremos la posibilidad de tener el futuro que nos merecemos.