El Choco fue compañero leal durante casi 11 años. La pasamos bomba chapoteando en ríos, explorando veredas y montañas, pateando calles y baldíos. Salvo para consultar al veterinario, el Choco siempre fue el siempre-sano-y-puesto de la casa. Cuando de compañía o vagancia se trataba, jamás le importó interrumpir una siesta, las inclemencias del clima, la hora de comer; bastaba un “a pasear” para darlo con el mismo gusto del primero y último de su vida. Se fue al cielo perruno y nos dejó un hueco en el corazón que ninguna mascota podrá llenar, porque el Choco era único, ineludible e irremplazable. Muy probablemente esta última certeza fue la que llevó a Tom Brady, Paris Hilton y Barbra Streisand a desembolsar 50 mil dólares y contratar los servicios de Viagen, para clonar a sus queridísimos perros.
En principio, la idea de Ben Lamm y George Church, fundadores de esta tecnologizada empresa, no se reduce a esquilmar a quien no soporte vivir sin su mascota. Su fuerte, dicen, son la preservación de animales en riesgo de extinción y el rescate de especies extintas. Sobre esto último, como dice Lamm, la compañía no pretende “revivir a los dinosaurios”, sino proteger las especies existentes, lo cual no parece una ambición descabellada si tenemos en cuenta que desaparecen “seis especies por hora, es decir, más de 55 mil por año”.
Éticamente hablando tal fin es plausible. Hay varios casos documentados de la increíble transformación de hábitats en los que se introdujeron lobos, loros, tiburones, abejas y plantas. La incorporación de ciertos animales y vegetación permite revertir ecocidios que difícilmente podrían corregirse por otra vía. Visto así, Viagen podría abonar a la viabilidad y sostenibilidad de nuestro planeta.
El problema viene cuando dicho fin se desvirtúa. Andrew Pask, jefe de oficina de Viagen, afirma que la empresa cuenta con la tecnología requerida para hacer réplicas perfectas de animales, siempre y cuando se pague por ello, de ahí que el romanticismo y la nostalgia por las especies y oportunidades perdidas no tienen cabida. Dinero manda. Los precarios, los sin recursos, seguirán siendo presa de los efectos de los procesos (y “progresos”) civilizatorios, propios y ajenos.
La predicción de Pask es que en un par de décadas los servicios de Viagen estarán al alcance de “cualquiera”. Fecha en la que, dice, la clonación de humanos tampoco será un sueño. Técnicamente, lo veo difícil. Ética y espiritualmente, imposible.