Siempre pasa lo mismo. Durante las vacaciones decembrinas queremos hacer lo que no hicimos a lo largo del año.
En caso de que tenga ánimo y tiempo, le recomendaré tres series palomeras para que se arrellane en el sofá y las vea con quien guste y mande. Para bien o para mal, en todas, la madre es quien determina el inicio y desenlace de la trama.
Monstruo, la historia de Ed Gein. En esta tercera entrega de la saga que Netflix dedica a los asesinos seriales, usted podrá entender el origen de historias como Psicosis, La masacre de Texas y El silencio de los inocentes. La actuación de Charlie Hunnam, quien encarna a Ed Gin, es bastante aceptable, no así los efectos que le dan el puntito morboso y escatológico a las pistas que permitieron su captura. En el papel que protagoniza Laurie Metcalf, madre de Gein, se encuentra la clave para comprender por qué este asesino perpetró crímenes tan atroces.
Los abandonados. Del estilo de Yellowstone y 1883, pero muy lejos de su calidad, Los abandonados retrata la violenta disputa que se da entre dos mujeres que por sus convicciones e intereses no pueden vivir juntas en Angel’s Ridge, un minúsculo pueblito de Oregon asediado por bandoleros, indios y los miembros de cada uno de los clanes que ellas encabezan. Es una lástima que dos actrices de primera (Gillian Anderson y Lena Headey) no hayan podido sacarle más jugo a la trama; imposible culparlas con el guión tan raquítico que siguieron e interpretaron. De todo lo que sucede, lo más llamativo es el peso que tiene una madre en la vida de su familia e, incluso, de un pueblo entero. Palomerísima, pero ilustrativa en este último sentido.
Las muertas. Para mí esta es una de las mejores producciones en la historia de Netflix. Como fan del trabajo de Luis Estrada me ganan los sesgos, pero esta vez, aunque lo abominara, tendría que reconocer que produjo una serie extraordinaria. La impecable adaptación a la pantalla del librazo de Jorge Ibargüengoitia, así como las actuaciones de lujo de Arcelia Ramírez, Paulina Gaitán, Mauricio Isaac y, entre otros muchos más, Joaquín Cosío, hacen que los seis capítulos se pasen volando, dejándote la sensación de querer más. Simplemente, imperdible. Al igual que en las anteriores, la madre es quien hace y deshace la madeja de la trama.
De qué leer para estas breves vacaciones, le hablaré en mi próxima entrega.