Política

“Esto es de confianza…”

El conato de diálogo sostenido entre Adán Augusto López, secretario de Gobernación, y los colectivos y colectivas de mujeres desaparecidas, refleja la peculiar naturaleza de la confianza. Me explico.

En el desparpajo generado por el griterío sobresalió la exigencia de una mujer que estaba detrás del secretario: “Pero queremos un documento firmado y sellado, no nada más palabras”. Éste giró su espalda y viéndola a los ojos le dijo: “A ver, seño, ¿usted confía en mí?”. “La verdad ya no confío en nadie”, respondió ella. “Pues yo tampoco confío en usted. Esto es de confianza”. “Yo soy la madre de una desaparecida, y por ello no confío en las autoridades; necesito un documento con sello y firma”, reviró con tono firme la mujer. “Lo que acuerde con usted se lo firmo y se lo sello”, prometió el funcionario, para luego darle instrucciones a su jefe de oficina.

Por lo que se alcanza a ver en los videos que circulan en las redes, ambas partes están en lo correcto. Salvo por su condición de víctima, el secretario no conocía a la mujer y ésta era la primera vez que hablaba con él. Las condiciones del encuentro tampoco ayudaron. El secretario se sintió asaltado por el chacaleo colectivo y la mujer revictimizada por el desdén gubernamental. El desencuentro tampoco abona a la construcción de la confianza.

Entendida como virtud pública, la confianza brota y crece como efecto del tardo paso del tiempo, tiempo que debe acompañarse de abundantes y reiteradas evidencias, por ello la confianza es una virtud preñada de futuro. Quien confía en alguien, o algo, tiene razones y pruebas que le permiten creer que lo prometido llegará de la manera que se espera. En ese sentido, la confianza es más certeza que fe.

Sin embargo, al igual que sucede con otros valores morales, la confianza depende de la voluntad, de ahí que esté atada a nuestra humanísima fragilidad. Si los sistemas mecánicos y electrónicos diseñados para no fallarlo hacen, ¿por qué no habrían de fallar los seres más imperfectos del reino de los vivos?

El secretario tiene frente a sí la oportunidad de reconstruir la confianza, porque la mujer ya le dio la pauta. Ahora falta que él deje por escrito su compromiso en un documento, como ella lo pidió, con sello y firma.

Pablo Ayala


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Pablo Ayala Enríquez
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