Irma
El próximo sábado cumplirá 20 años de trabajar en casa de la hija de la mera, mera patrona, una señora ricachona que contrató a su madre como empleada doméstica el día que llegó a la ciudad. Al igual que ésta, Irma habita en un pie de casa, no tiene seguro social, ni cuenta con el certificado de la primaria. Aunque la hija de la patrona “siempre la ayuda”, Irma no puede burlar las muchas jugarretas que le tiende la pobreza transitoria.
El Lichi
No sabe si es la costumbre o la pereza, pero Licandro, El Lichi, no volvió a poner un pie en la escuela cuando terminó sexto de primaria. Como su bisabuelo ha sido de todo: albañil, pizcador, plomero, mecánico, ayudante. La cruda o el descuido provocaron que un cigüeñal le cayera encima de las cervicales. Desde ese día no ha visto la suya; vive en pobreza crónica.
Ambos conceptos, pobreza transitoria y crónica, expuestos con extraordinaria claridad por Graciela Teruel en su libro Dinámicas de la pobreza en México, nos permiten entender por qué los apoyos económicos que el Gobierno entrega a jóvenes y adultos mayores no han logrado sacarlos de la misma condición en que nacieron, viven y, seguramente, morirán.
Para no entrar en el berenjenal de los tantos conceptos en torno a la pobreza –dirá Teruel–, ésta se refleja en personas y hogares “que no logran reunir, en forma relativamente estable, los recursos necesarios para satisfacer las necesidades básicas de sus miembros”, lo cual “vulnera el desarrollo y el actuar diario de las personas, limita sus capacidades para ser productivas, sus derechos y sus libertades, e imposibilita su integración plena a la sociedad”.
Sin embargo, como dice nuestra autora, es muy importante distinguir a quienes “experimentan persistentemente situaciones de pobreza y quienes solo la experimentan de manera ocasional. En el primer caso se habla de pobreza crónica, mientras que en el segundo de pobreza transitoria”.
Tal distinción resulta clave para definir y aplicar políticas públicas efectivas. Durante los últimos 25 años, las transferencias económicas hechas a los pobres crónicos han tenido el mismo efecto que un Mejoral frente al cáncer. Lo mismo ha pasado con quien entra y sale de la pobreza.
El próximo informe de Coneval ratificará lo que le digo, aunque AMLO, seguramente, lo niegue.