María Candelaria, una película emblemática del cine mexicano, de nuestro paisano Emilio el Indio Fernández.
Ahí se plasma una realidad de Xochimilco de hace 100 años; el Doctor entrega la dotación de Quinina al cacique y tendero del pueblo indígena, Don Damián (Rafael Inclán); el tratamiento contra el paludismo o malaria.
Este boticario de pacotilla se enamora de María Candelaria (Dolores del Rio), pero ella lo rechaza; y cuando ella enferma de paludismo este se niega a darle la quinina.
Lorenzo Rafael (Pedro Armendáriz) a fuerza roba el medicamento para su amada y prometida.
La Malaria una enfermedad muy antigua que afecta a los más desprotegidos.
Producida por un parásito, el Plasmodium, que anida en los eritrocitos del enfermo; llega a la sangre a través de la picadura del mosquito hembra anofeles.
Uno de tantos estigmas para la mujer; son las “hembras las que enferman al hombre”.
Vómito, mareos, diarrea, escalofríos, sudor, fiebre, delirios entre otros son los síntomas de la malaria; algunos se complican rápido si no reciben tratamiento, con falla renal, pulmonar y choque cardiovascular.
Los niños son muy vulnerables; como recientemente en Pakistan donde la cifra esperada de casos era de 500 mil pero llegó a 2.6 millones en su mayoría niños.
Las causas son el cambio climático, lluvias e inundaciones inesperadas; sequias no programadas, resistencia del mosquito a los insecticidas y migración del mosquito y de pacientes a áreas no selváticas o tropicales.
Entre las medidas preventivas están el uso de mosquiteros con insecticidas que protegen durante meses o un par de años; los repelentes, la medicación para los viajeros a zonas de riesgo como África.
El tratamiento oportuno es muy útil, es tomado y bien tolerado: hidroxicloroquina y artemisina o bien combinaciones.
También ha surgido la vacunación muy efectiva contra este mal, sobre todo en niños.
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