Política

Los 'ojalá'… y los 'hubiera'…

El otro día antes de dormir me encontraba ya acostada pensando en si sería verdad lo que dicen de la inmortalidad del cangrejo, y a su vez teniendo algunos intervalos en donde me ponía a contar ovejas de colores en mi mente, de esas noches que se hacen largas cuando de repente se empezaron a desvanecer todas las ovejas y se me empezaron a venir pensamientos un poco más serios, de esos que en vez de ayudarte a dormir te empiezan a quitar el sueño.

Y mi mente empezó con los ojalá y los hubiera. Sí, así como lo oyen, un sinfín de pensamientos relativos a varios temas entre personales y laborales en donde todas las frases empezaban con: ojalá… y hubiera

De repente me vi envuelta en un círculo vicioso de pensamientos que lo único que estaban ocasionando, además de robarme el sueño, era ponerme demasiado ansiosa sobre cosas, personas o sucesos que simplemente yo ya no podía cambiar.

Y es que en ese mismo momento me puse a pensar en la maldición de los ojalá… y hubiera… y en mi cabeza me convencía a mi misma de lo obsoleto que es pensar en cualquier cosa que tenga que ver con esas dos palabras, porque simplemente, o ya pasaron, o ya no se pueden cambiar y lo que queda es ver para adelante y no para atrás.

Por supuesto que se aprende de las experiencias del pasado y son escalones que nos permiten ir mejorando, pero una vez adquirida la experiencia o el aprendizaje siempre hay que dejar ir el pasado junto con sus insidiosos ojalá y hubiera... Es muy fácil dar el consejo, pero muy difícil aplicarlo.

Me acaba de pasar con una entrevista laboral. Al terminar el panel de preguntas me sentí indomable, “¡que bárbara!, ¡qué bien contesté todo!” me decía a mí misma. Pero después, cuando pasaron unas horas, empecé a reflexionar un poco más las respuestas que había dado y empezaron a llegar a mi cabeza nuestros dos amigos intrusivos: ojalá y hubiera.

“Y es que mejor hubiera dicho esto”, “es que mejor me hubieran preguntado esto”, “ojalá hayan querido escuchar esto”, “y si hubiera hecho esto”. Y la respuesta era clara: “ya pasó”, “ya fue”, “a lo que sigue”, “si soy lo que están buscando ya me llamarán”, si no, pues ya no hay nada más que pueda hacer que esté en mis manos para cambiar ese resultado. Fin del asunto. Y asi es la vida.

En conclusión (nota personal y colectiva): no enfrascarnos en los ojalá y los hubiera.


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Nancy Fonseca
  • Nancy Fonseca
  • Analista política en Derecho Internacional
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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