Esta fecha siempre nos revuelve el estómago a los mexicanos, en realidad más que ser un día de simulacros debería de ser un día de luto nacional. Reiterados terremotos que han sucedido en esa fecha nos recuerdan por un lado la insignificancia de las personas ante la fuerza de la naturaleza y por otro lado la generosidad que surge de los mexicanos cuando más nos necesitamos los unos a los otros ante este tipo de desgracias.
Recuerdo que cuando llegué a trabajar a la Secretaría de Economía en México, lo primero que hicieron fue darnos una plática de protección civil, qué hacer en caso de incendios, de terremotos, de inundaciones, muchos de mis colegas no asistieron y los pocos que habían estaban en el celular, yo como foránea que no estaba acostumbrada a ese tipo de sucesos sí puse atención, pues quería saber cómo actuar si algún día se necesitaba y así fue, me tocó en esa oficina de 20 pisos un percance de incendio que terminó bien, pues lo controlaron y también un temblor que no pasó a mayores. Pero esta historia se las cuento porque ante este tipo de sucesos no podemos dejarle todo a la autoridad, ellos pueden reaccionar pero somos nosotros los que debemos prevenir o en su defecto actuar ante las circunstancias para salvar nuestra vida y la de los demás. Es importante saber cómo actuar, el concomitantes poder y el poder utilizado para el bien también puede salvar vidas. Para ejemplo el caso de la pipa de Iztapalapa que ya cobró varias vidas. ¿Qué hubiera pasado si el conductor no hubiera ido a exceso de velocidad? ¿Qué hubiera pasado si existieran reglamentos que no permitieran que en horas pico transitaran ese tipo de transportes con carga peligrosa? ¿Qué hubiera pasado si los carros que venían detrás de la pipa hubieran frenado? Si hubieran sabido que cualquier chispa iba a ocasionar esa explosión, quizás lo hubieran hecho, sin embargo preferimos vivir en la ignorancia dejando toda la responsabilidad y la culpa a los demás. Necesitamos volvernos una ciudadanía más responsable, informarnos, tomar en serio los protocolos de protección civil, nunca sabemos cuándo nos va a tocar actuar y que de nosotros depende la vida de alguien más e incluso la propia. Un verdadero país primer mundial es el que se prepara para todo esperando nunca pase nada, pero si llega a pasar saber cómo actuar.