Política

Habemus Papam

Desde la partida del querido Papa Francisco a la elección del nuevo pontífice León XIV no ha pasado ni un mes. Parecieran pocos días de luto o incluso hasta algo desamorado la forma tan rápida en que se ha designado un nuevo Papa, pero es que pasa un poco como las monarquías, no se pueden quedar sin cabeza, o los enemigos pueden aprovechar esa falta de liderazgo.

Y no es que olvidemos a Francisco, simplemente se cierra un ciclo para que comience uno nuevo y la buena noticia es que el nuevo Papa tiene un pensamiento y una formación en la línea de Francisco: misioneros, humildes, cercanos a la gente, aunque León XIV es estadounidense de nacimiento, tiene corazón latino por su cercanía con la región y los años que pasó en Perú.

Este tema es importante por la continuidad necesaria para la estabilidad dentro de la Iglesia Católica. Como en cualquier gobierno, es importante dar seguimiento a los proyectos que se empezaron en el periodo pasado.

A diferencia de los gobiernos de los países, los proyectos del Papa no se refieren a infraestructura o temas económicos (aunque si reestructuró financieramente al Vaticano) sino, más bien, proyectos de cambio de cultura, cambio de mentalidad, apertura ante temas tabú cuyo silencio hacía daño a la Iglesia, entre otros cambios que requieren seguirse impulsando, pues este tipo de proyectos, una vez comenzados, no pueden ir hacia atrás. Sería el equivalente a intentar frenar la globalización a estas alturas, en donde ya no hay marcha atrás.

Sin embargo, sí existía el riesgo de que llegara un Papa más conservador que quisiera frenar las reformas que a mi punto de vista fueron un parteaguas en la última década para el mundo.

No hay que olvidar que la Iglesia es dirigida por seres humanos que comparten el misticismo de la Fe, pero que también van formando sus propias ideas surgidas de sus contextos externos, su formación, sus creencias y sus personalidades internas. Es una institución perfectible, como sus dirigentes.

Durante esta última década Francisco, con su carisma, cercanía y sabiduría profunda, pero expresada de manera coloquial para que todos entendiéramos, logró regresar la esperanza, establecer el diálogo, respetar pensamientos contrarios sin condenar y nos dio ejemplo a todos de lo que debería ser la Iglesia, un ente de acogida para todos.

Así que seguramente León XIV seguirá con esta labor, con su estilo y su toque personal pero encaminada a seguir buscando la paz, la inclusión y la cercanía de la iglesia para con todos.


Google news logo
Síguenos en
Nancy Fonseca
  • Nancy Fonseca
  • Analista política en Derecho Internacional
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.