Política

¿Será posible?

Numerosas propuestas de modificaciones legales y constitucionales dichas por el presidente llegarán al Congreso de la Unión para ser discutidas y en su caso aprobadas. Desde una mirada simplista parece una lista de ideas sueltas para ocupar el tiempo de muchos, entre otros este escribidor, el periodismo que da cuenta de los dichos presidenciales y los lectores de diarios y revistas. No más.

Volver a los tiempos del presidente López Mateos para expropiar la industria eléctrica (eso propone el presidente con otro título) o desbaratar la Comisión Nacional de Derechos Humanos, y volverla a hacer con el nombre de Defensoría de los derechos humanos, no sólo es una burla sino una contradicción con el intento de “abaratar” el gasto público, pues esa defensoría ya es función de las fiscalías, federal y estatales.

Muy grave que insista en la propuesta de que los ministros de la Suprema Corte y los magistrados de los tribunales sean elegidos por las masas populares mediante votos, en modo alguno libres. Es evidente la maniobra político electoral. Se trata de poner en la discusión pública “soluciones” a reclamos por las molestias de un importante grupo de la población por la dificultad de vivir en México, tan importante que esas personas ejercen su derecho a migrar hacia lugares menos inhóspitos que numerosos asentamientos humanos del país, por causa de la delincuencia organizada en todos sus matices y niveles.

Recordemos cómo, por alguna razón un tanto fortuita, la policía de Jalisco descubrió y reprimió la trama criminal montada en el poblado de Teocaltiche, con la cual el poblado y quien por ahí transitaba sufría vejaciones y arbitrariedades insufribles. El presidente quiere y sabe cómo reprimir esos excesos criminales, en muchos casos, tolerados, y propone… nada.

Sin negar del todo que la macro propuesta presidencial tenga sentido y sea congruente con nuestra cultura, es necesario recordar los propios principios que ha manifestado tener para decidir las acciones del gobierno. Ese principio es: “que decida el pueblo”. ¿Por qué para las anunciadas iniciativas no llama al pueblo a una consulta nacional y popular? ¿Se olvido de sus principios populistas? Y ahora ¿Por qué acatar la ley que dice que el congreso, ese rincón, decide esos cambios francamente discutibles cuando no perniciosos? Aceptar las propuestas es socialismo vetusto.


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Miguel Bazdresch Parada
  • Miguel Bazdresch Parada
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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