Hoy domingo siete será el debate entre los tres candidatos a la presidencia de la república mexicana. El diccionario de la Real academia de español (RAE) define el debate así: “El debate es la discusión en la que dos o más personas opinan acerca de uno varios temas y en la que cada uno expone sus ideas y defiende sus opiniones e intereses”. Y esa es la pretensión de los debates entre candidatos a puestos de elección popular. Es lamentable.
Eso no sucede, al menos no es lo principal. No se exponen ideas sino aprovechan para atacar al otro. No defienden sus opiniones sino ridiculizan las opiniones de los otros.
Resultado: Un batiburrillo de frases, deseos, ataques y justificaciones.
Bueno, esperemos que este y los otros dos debates n este año electoral sean más apegados a la esencia de un debate y menos a las arengas de plaza pública. Ilusión más que esperanza. Estos debates son actos para hacerse ver y en lo posible convencer a algunos escuchas de otorgar su voto a alguno de los participantes. Además, se acostumbra a usar los debates no para exponer ideas y defender opiniones sino para presentar ideas, a veces objetivos a lograr, en caso de ser electo. Todos declaran que van a resolver la pobreza. Van a mejorar la educación y, claro, por ende, subirán el sueldo a los maestros. Harán de México el país más seguro del universo. Recuperarán la confianza de los turistas en las playas mexicanas y habrá dólares para gasta en las necesidades del país. Subirán la extracción del petróleo y vendrán más dólares por su venta al exterior. Y una largo retahíla de imposibilidades siempre atractivas y nunca cumplidas, pues de partida se sabe lo imposible de cumplirlas.
Este país, como todos los demás, ha de resolver sus situaciones indeseables en una sociedad del siglo XIX, con miras en el largo plazo y comprender la importancia de poner, cada vez, la atención en la acción inmediata coherente con la situación actual y con la solución final, casi siempre lejana en el tiempo, pues es imperativo dar los pasos que le den firmeza al objetivo final con la muy buena construcción de los primeros pasos, aunque no sean populares, o presumibles en los periódico o los discursos. Poner las verdaderas bases de solución de pobreza, educación de altura, energía limpia y barata, empleo para todos requiere, al menos, medio siglo. ¿Debate? ¿Para qué?