Una pieza fundamental en la construcción del Nuevo León en el que aspiramos vivir consiste en incluir para igualar e igualar para crecer. La igualdad, refiere al conjunto de valores expresados en normas jurídicas que buscan garantizar las necesidades básicas que tienen las personas para vivir con dignidad, reconociendo la diversidad de culturas, identidades y perspectivas a partir de las diferencias individuales y grupales. Por otra parte, la inclusión implica, inevitablemente, reconocer a aquellas personas que a fuerza de ser discriminadas, a pesar de ser visibles para el resto de la sociedad, se les ignora. Identificarlas es solo el primer paso para que sus necesidades sean atendidas con la urgencia que requiere que una parte de nuestra población no tenga acceso a oportunidades y derechos.
Tan solo en nuestro estado, la organización Cómo Vamos, Nuevo León, informa que en la entidad se discrimina a más del 50% de las personas, principalmente por su condición de edad, por ser migrantes, por el color de su piel, por ser indígenas, su identidad y su expresión de género o incluso por estar embarazada. De manera más puntual, destaca que se discrimina a 52.1% de la gente por la edad; 43.2% por tener alguna discapacidad; 42.2% por ser migrante; 41.4% por ser indígena; 41.4% por tener sobrepeso u obesidad entre otras.
Sin embargo, el diseño e implementación de políticas públicas destinadas a estos grupos de atención prioritaria con quienes tenemos una deuda histórica, corre el riesgo de convertirse en una nueva forma de discriminar si no se les incluye desde el diagnóstico de sus necesidades y, sobre todo, si no se les considera en el proceso de diseño e implementación de soluciones. De ahí la relevancia del libro que estamos por publicar: “Incluyendo(nos). Agendas Participativas de la Comisión para la Inclusión y No Discriminación”.
En ese sentido, me gustaría compartir con ustedes tres reflexiones clave acerca del precedente que se sienta y los trabajos de futuro a los que nos comprometemos:
Primero decir que “Incluyendo(nos)” es un informe de resultados que da cuenta del esfuerzo participativo realizado de manera conjunta entre Gobierno y ciudadanía a partir del diálogo y la reflexión honesta y directa para la construcción de agendas participativas en las once Mesas de Trabajo organizadas por la Comisión para la Inclusión y No Discriminación, con la participación de más de 300 agentes sociales.
Segundo, alineamos las agendas participativas con los planes estratégicos locales, nacionales e internacionales de modo que sean de utilidad para la definición de acciones por parte de los diversos sectores involucrados, entre ellos, la iniciativa privada, organizaciones sociales, académicas o de la ciudadanía en esta búsqueda de sumar a esta lucha histórica de no dejar a nadie atrás
Asimismo, diseñamos un mapeo de los programas actuales de la administración pública estatal que inciden en cada uno de los objetivos y líneas de acción de las agendas participativas, con el fin de garantizar la progresividad de las acciones desde las dependencias gubernamentales.
Y tercero, la Comisión para la Inclusión y No Discriminación está llamada a seguir desempeñando un papel protagónico en el reconocimiento fundamental de los derechos humanos de los grupos de atención prioritaria en el Estado, bajo el cumplimiento de una estrategia común, compartida, consensuada y articulada que tiene en cuenta nuestra experiencia local.
En resumen, sabemos que el camino que tenemos por delante requiere aún mayor esfuerzo, y nuestro compromiso debe ser permanente en la consolidación de una sociedad incluyente y progresista, donde cada voz importa y cada historia cuenta, incluyendo(nos) en el camino hacia la igualdad y la no discriminación en un Estado que se perfila, como el mejor lugar para nacer, crecer, educarse y vivir para todas las personas, sin excepción.