Se ha afirmado coloquialmente que la mujer es el sexo fuerte en la sociedad; pues lo será en aspectos de convivencia y asociación conyugal, pero en la vida real y como persona que tiene que salir de casa, se ve expuesta a muchos riesgos por el simple hecho de ser mujer. Pero también los vive dentro del llamado “hogar”, cuando el ambiente interno no merece el calificativo.
La estadística es terrible: matan diariamente a 11 de ellas y, hasta marzo pasado, han asesinado a 17,138 en el presente sexenio; pero para el gobierno insensible no pasa nada y todo va muy bien y poco o nada se hace ante una política carente de sensibilidad y cumplimiento constitucional de proteger a la sociedad.
Ejemplos del desprecio a la mujer de parte del gobierno federal han sido la desaparición de las estancias infantiles que conlleva a la opción de las madres por atender asuntos de índole laboral y otras actividades; también la desaparición de los refugios para ellas cuando las convierten en víctimas otras personas.
En otras palabras, la mujer está expuesta a todo tipo de peligros por el hecho de serlo, incluso el máximo atentado que es el que va contra su vida...
Este es uno de los motivos de las protestas de mujeres organizadas, que resultan invisibles a los ojos del gobierno, parafraseando aquella expresión de un ex presidente, de que “no las ven ni las oyen”.
El sistema de salud física y mental de la mujer no existe. Algunas víctimas de violencia sexual informan que si llegan a un hospital no existe un protocolo , que no saben las personas encargadas qué hacer ni cómo, ignoran la aplicación que debe hacerse para una prueba de embarazo o detección de contagio de enfermedad por trasmisión. En este caso la víctima queda abandonada a su suerte sin más registro que incrementar una estadística.
Son pocos los gobiernos locales que comprenden y actúan en pro de la mujer violentada, por ejemplo, asistencia por varias semanas mientras se recupera contando con techo y alimentos.
La estadística que maneja el Inegi informa que en los estados en donde más mujeres desaparecen son los de la CdMx, Veracruz, Morelos y Zacatecas, sin que exista un plan de rehabilitación y apoyo inmediato. Por su vulnerabilidad y no contar con compañía, son objeto de asaltos y vejación, incluso de taxistas, sin tener cerca una protección policiaca.
La realidad supera la estadística, porque no todos los casos son denunciados.
