El director del sistema PISA, Andreas Schleicher, dio a conocer el pasado abril, información en el sentido de que la futura participación de México en PISA 2025 estaba en riesgo, debido a que el país había suspendido los preparativos necesarios para su aplicación, recordando que en el estudio participarán cerca de 90 países.
El sistema (Programme for International Student Assessment) que coordina la OCDE de la que México forma parte desde 1994, tiene como objetivo conocer el grado en que los estudiantes de 15 o más años dominan las competencias básicas de comprensión de lectura, matemáticas y ciencias, que se consideran esenciales para tener un futuro promisorio.
El sistema de evaluación no mide conocimientos específicos, sino la capacidad para comprenderlos y utilizarlos en contextos fuera de la escuela.
México ha participado en este estudio desde su inicio en el año 2000.
Al aplicar el plan de medir resultados, México siempre ha tenido muy bajos, comparados con los de los países en franco desarrollo económico.
Mientras que dos de tres alumnos mexicanos no adquieren las competencias básica de matemáticas, cerca de la mitad no lo hace en comprensión lectora y ciencias; y, apenas, cinco de 1000 destacan por sus altas puntuaciones.
Estas evaluaciones con proyección internacional, nos sirven para conocer: 1) qué competencias adquieren nuestros estudiantes, 2) qué tanto avanza el país a lo largo del tiempo y, 3), cómo nos comparamos con otros países.
Al hacerlo, conocemos que estamos ligeramente por debajo de Chile y Uruguay y arriba de Brasil y Colombia; pero, sumamente lejos de los países de Asia, de Europa y de los Estados Unidos.
La raíz de la inminente desconexión con PISA se debe a la opinión del Presidente de México quien, al conocer los bajos resultados de 2022, descalifica la validez del instrumento por considerarlo como “neoliberal”, y resultaba predecible que el país cancelaría su participación en PISA, toda vez que sería injustificable seguir pagando por mantenerse en un estudio cuyos resultados no solo no se toman en cuenta, sino que se invalidan.
Un especialista propone que cada país tenga su propio sistema de evaluación, toda vez que puede evaluar aspectos de interés nacional, como el currículo y los distintos tipos de escuela… Pero quien hacía este trabajo, el INNE, quien lo sustituyó (Mejoredu), no las realiza.
Como dijo con ironía un columnista: “La política educativa del gobierno se parece a la anécdota del avestruz”; otro comenta que equivale a la de “matar al mensajero”, para evitar recibir malas noticias.