Política

Que no se vuelva a repetir

El reciente caso de maltrato animal que ha conmocionado a México, en el cual un hombre arrojó a un perro (Scooby) a un cazo con aceite hirviendo, es un triste reflejo de una problemática mucho más profunda.

Esta terrible acción no solo evidencia un acto cruel y despiadado, sino también pone en evidencia la falta de regulación por parte de las autoridades mexicanas en cuanto a los establecimientos de comida que ponen en riesgo a las personas y a la fauna.

Resulta inaceptable que se permita la existencia de estufas, tanques de gas y contenedores con aceite hirviendo en la banqueta de los establecimientos de comida que, además, obstruyen el poco espacio destinado para quienes se desplazan caminando.

¿Por qué nadie pone el “grito en el cielo” ante esta realidad, cuando no solo peligran la vida de animales, sino de personas, principalmente niños? ¿Se imaginan que hubiera sido un infante quien terminara dentro de ese cazo?

Estas prácticas representan una clara amenaza para la seguridad de los transeúntes y, en este caso en particular, para la vida de un inocente animal a causa de la ineptitud y deficiencia de las autoridades locales para poner orden en la vía pública -y ya ni hablo del trasfondo machista que hay en este caso-.

Es responsabilidad de las autoridades garantizar la seguridad en los espacios públicos y regular adecuadamente este tipo de actividades comerciales para evitar la probabilidad de que sucedan más tragedias como esta.

Por otro lado, la creciente violencia contra los animales en nuestro país es motivo de suma preocupación. Los casos como el de Scooby nos llenan de indignación y nos hacen exigir una respuesta contundente, tanto de la sociedad como de las autoridades.

El maltrato animal no solo es un acto de crueldad, sino también una señal alarmante de la falta de empatía y respeto hacia otras formas de vida. Por lo tanto, es crucial abordar este problema y tomar medidas para proteger y garantizar el bienestar de los animales.

Es en momentos como este cuando se pone en evidencia la importancia de contar con leyes y sanciones más severas que protejan a los animales y castiguen de manera ejemplar a quienes cometan actos de crueldad hacia ellos.

Si bien el Código Penal del Estado de México contempla penas por maltrato animal, es necesario evaluar si estas son lo suficientemente disuasorias y efectivas para prevenir este tipo de violencia.

La impunidad y la falta de consecuencias claras para aquellos que perpetran actos de violencia animal fomentan un ambiente propicio para que estos sucesos continúen ocurriendo.

Es fundamental que las autoridades tomen medidas más enérgicas y que la sociedad exija un cambio en la cultura del maltrato hacia los animales. No podemos permitir que estos actos de violencia queden impunes y que se normalicen en nuestra sociedad.

Si bien es alentador que el Presidente de México haya condenado este terrible hecho, es necesario que sus palabras se traduzcan en acciones concretas por parte de las autoridades competentes, pues se requiere una mayor atención y recursos destinados a la protección de los animales, así como el ordenamiento del uso del espacio público por parte de los comercios.

En conclusión, el caso de Scooby es un recordatorio doloroso de la falta de regulación en los establecimientos de comida en México y del alarmante aumento de la violencia animal.

Las autoridades deben tomar medidas urgentes para garantizar la seguridad de las personas y la fauna en los espacios públicos, así como fortalecer las leyes y sanciones que protejan a los animales.

La sociedad también debe alzar su voz contra estos actos para que no se vuelvan a repetir.


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Marcela Brown
  • Marcela Brown
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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