Internacional

Biden y el polvorín de la Cumbre de las Américas

Las cosas no van bien para el presidente estadunidense, Joe Biden. Las encuestas le dan solo 41.4 por ciento de aprobación, la inflación en el país es la más alta desde 1982, ya rebasó la frontera del millón de muertos por covid-19, la invasión rusa a Ucrania permanece y está a cinco meses de que su mandato se ponga a prueba en las elecciones intermedias.

Además de todo eso, ahora tiene una rebelión gestándose entre algunos países de América Latina ante su negativa de invitar a la Cumbre de las Américas, que se realizará en junio en California, a representantes de las dictaduras de Venezuela, Nicaragua y Cuba por “no respetar la democracia”.

Las invitaciones a la reunión aún no se envían, pero ya el gobierno ha señalado que hay “poca probabilidad de la presencia de esos países”. Y a un mes la agenda de la reunión, que reúne a gobernantes, sociedad civil y empresarios, aún no queda clara. Esta protesta está comandada por el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien ya señaló que no acudirá personalmente de no ser invitados todos los países. Y ya se le sumó también el presidente de Bolivia, Luis Arce.

Biden no puede permitirse abrir un frente más a todos los que ya tiene y el presidente mexicano parece saberlo bien. Ayer, en su conferencia, dijo: “Yo no descarto que el presidente Biden haga la invitación a todos”. Y agregó: “Nadie tiene derecho a hablar en nombre de toda América y de decidir quién participa y quién no. Somos países independientes, libres, soberanos. Nos regimos no por mandatos de hegemonías, de países extranjeros”.

La relación comercial y diplomática de Estados Unidos con la región ha ido perdiendo fuerza paulatinamente, ante el avance de China como socio comercial y de inversiones, y del triunfo de políticos autonombrados de izquierda en las elecciones de años recientes: 12 gobiernos ya tienen presidentes de esa tendencia. Si este año los candidatos de la izquierda ganan las elecciones presidenciales en Brasil (Lula da Silva) y Colombia (Gustavo Petro), como lo marcan las encuestas, las seis economías más grandes de la región estarán en sus manos.

Estos cambios dificultarán cada vez más que Estados Unidos pueda seguir aislando a estos regímenes, pese a que está probado que violan sistemáticamente los derechos humanos de sus ciudadanos. Y también que la interacción diplomática avance sin sobresaltos. El país del norte ya tuvo a inicios de siglo, con Unasur y Alianza Bolivariana, una prueba de lo que pasa cuando la mayor parte de la región tiene a gobernantes de izquierda. Fueron años donde se intentó “liberar” a la región de la influencia estadunidense.

Biden está caminando en terrenos muy poco estables y este podría ser un nuevo punto de partida en su relación con la región. Lo señalaba bien en un tuit el periodista José Díaz Briseño: “AMLO podría terminar descarrilando el principal evento hemisférico de Biden y la Casa Blanca podría seguir doblegándose ante él por miedo a estropear la frontera. Si tiene éxito, AMLO habría demostrado que es mejor en la diplomacia que muchos estudiantes de la Ivy Leage en el Consejo de Seguridad Nacional y el Departamento de Estado”. El presidente estadunidense deberá enfocarse estas semanas en lo que pasa al sur de su país, antes de que pierda el juego de vencidas.

Mael Vallejo

@maelvallejo

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Mael Vallejo
  • Mael Vallejo
  • Mael Vallejo es periodista. Director de estrategia digital de N+. Su columna se publica cada 15 días (viernes).
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