Ciencia y Salud

Groserías y palabrotas

  • Para Reflexionar
  • Groserías y palabrotas
  • Luis Rey Delgado García

Hace no mucho tiempo en las políticas de algunas empresas se incluían prohibiciones expresas relacionadas con el uso de "groserías". 

Pero hoy en México vivimos momentos en los que las "malas palabras" se han vuelto de uso corriente, sobre todo entre los jóvenes.

El niño “bien portado” y decente no diría malas palabras, pero si las dice, eso pondría a la mamá en una situación vergonzosa, donde se pondría en entredicho por la “mala educación del niño”.

Las "palabras altisonantes", hasta no hace mucho de uso casi exclusivo de los hombres en situaciones muy claramente definidas, hoy se escuchan tanto o más entre las mujeres, en casi todas partes y escandalizan a muy pocos.

Entre los estudiantes, desde las primarias hasta de las universidades, todos provenientes de diversas clases sociales, es de lo más común expresiones como muy coloquiales de palabras altisonantes y groserías para el intercambio de opiniones en todas partes. 

Cabe decir, sin embargo, que durante las clases se suele mantener la corrección en el lenguaje, sobre todo si es el profesor es quien pone el ejemplo.

En el mundo del trabajo, en general, también se han flexibilizado las normas de uso del lenguaje, aunque en situaciones de cierta formalidad sigue siendo riesgoso para la imagen personal hablar con "palabras fuertes". 

En los medios de comunicación la tendencia es la misma, a pesar de las restricciones que marca la ley. 

Y seguramente hasta en la familia se está dando un fenómeno similar.

Los jóvenes menores de 30 años ven con mayor naturalidad el uso de “malas palabras” y hoy no sólo reportan utilizarlas frente a amigos, sino que un porcentaje importante las dice frente a padres o jefes sin ningún recato y esto no les parece de “mala educación” u ofensivo, simplemente “así es”

“Particularmente no me asusta el vocabulario "fuerte", incluso pienso que en ciertas circunstancias soy “mal hablado” pero no me gusta lo soez, y mucho menos me gusta la falta de respeto. 

No me gustan, de ninguna manera blasfemias que tanto se escuchan entre los españoles” (Salvador Sánchez)

Por tanto, hay que saber cuándo, cómo y con quién expresarse con groserías o malas palabras, pero, ante la duda, la prudencia es lo aconsejable y en términos generales siempre será mejor hablar con corrección y sencillez.

Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.