El ejercicio práctico y cotidiano que las personas realizan a favor de sí mismos tanto para mantener la vida, como el comer, dormir, huir del peligro, como por la salud y el bienestar como evitar cambios bruscos de temperatura, evitar fumar, evitar exagerar en el comer y beber, el equilibrio entre la actividad y el descanso, además de las actitudes como la prevención de accidentes, el ejercicio físico, tomar agua en cantidades suficientes, etc.
Alguien ya los ha clasificado como: Mantenimiento de un ingreso suficiente de aire.
Mantenimiento de una ingesta suficiente de agua. Mantenimiento de una ingesta suficiente de alimentos. Equilibrio entre actividades y descanso, entre soledad y comunicación social.
También existen autocuidados especiales, como El embarazo. La lactancia.
La infancia, La adolescencia. La edad adulta. La menopausia y la andropausia. El envejecimiento. La muerte.
Cuando un cambio en la salud produce una dependencia total o casi total de otros debido a la necesidad de mantener la vida o el bienestar, la persona, pasa de la posición de agente de autocuidado a la de paciente.
Está claro que si las personas con desviaciones de la salud pueden ser competentes y auto cuidarse, también podrán ayudar a cuidar a los demás.
Hoy nos vemos colocados en una situación de riesgo a la salud y es precisamente en este contexto donde el autocuidado es indispensable para mitigar el riesgo.
No existe otra alternativa, sobre todo cuando el autocuidado es guiado por las autoridades de salud, quienes conocen los riesgos de una epidemia que puede desbordarse.
Una vez que el autocuidado es consciente y de manera responsable asumida por cada una de las personas que estamos en riesgo, habrá que asumir también de manera comprometida una conducta socialmente responsable, lo cual implica ser ejemplares en las medidas ante la alerta sanitaria, aunque ello implique cierto sacrificio personal, como el usar tapabocas, exagerar en la limpieza, uso del agua y jabón más frecuentemente, que por cierto debieran ser parte de nuestra cultura y no solo una actividad extraordinaria en tiempos epidemias.
No está de más insistir, a tiempo y a destiempo, en el autocuidado y en el cuidado de los demás, no solo en tiempos de prevención sino como una condición de vida saludable para todos.
Para hoy y en el futuro la cultura del cuidado llegó para quedarse.
luisrey1@prodigy.net.mx