La atención, la concentración y el enfoque son procesos mentales muy relacionados entre sí pero distintos, y son fundamentales para realizar tareas de forma eficiente y con calidad, pero también son capacidades humanas que impulsan nuestro desarrollo humano y bien estar general.
Con la atención centramos los recursos mentales en un estímulo o tarea específica, filtrando estímulos irrelevantes.
La atención puede ser selectiva, dividida, sostenida o exploratoria.
La concentración es un estado más profundo de la atención, que implica mantener la atención de forma intensa y prolongada en un tema o una tarea, minimizando las distracciones.
Es “estar ahí” totalmente y mucho tiempo.
Y el enfoque es la dirección consciente y alineada de la atención y concentración hacia una meta o propósito específico, manteniendo claridad y persistencia.
Para potenciar los procesos de atención, concentración y enfoque habrá que recomendar eliminar distracciones, o aquello que nos altera como las herramientas tecnológicas actuales, (mensajes, redes sociales, etc.) y crear entornos propicios: silenciosos, agradables, sencillos.
Además, podemos entrenar el cerebro con actividades concentrativas: leer, meditar, escuchar música (distinguiendo los instrumentos) gestionar el estrés y descansar adecuadamente.
El enfoque es crucial para ser productivos, concluir tareas, reconocer detalles, del todo y sus partes.
Perder el enfoque con interrupciones o distractores puede llevar tiempo en recuperarlo, generar accidentes, tener que retomar las tareas desde el principio afectando la calidad del trabajo realizado.
La atención es seleccionar en qué fijarse, concentración es mantener esa atención por tiempo prolongado y el enfoque es dirigir esos procesos hacia un objetivo concreto para lograr mejores resultados en cualquier actividad.
Estos son procesos donde intervienen las actitudes, motivaciones, intereses personales. Atiendo y me concentro en aquello que me interesa, que valoro, mi enfoque de atención y concentración corresponde a lo que le tengo afecto y quiero.
Si amo algo o a alguien le pongo atención, me concentro y mantengo mi enfoque precisamente porque me mueve el afecto que le tengo.
Es natural prestar atención y dedicar tiempo a la persona que se ama, estar presente de manera consciente y mostrar interés genuino porque precisamente se valora.
Nuestro desarrollo humano se potencializa cuando somos ampliamente conscientes de aquello a lo cual le prestamos atención, no solo que nos “llama la atención” sino que conscientemente enfocamos nuestra atención y nos concentramos.
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