Lo que sigue, dispuesto en dos temas, alterna líneas de “Introducción a Velázquez” (1954) de José Ortega y Gasset (Velázquez, Espasa-Calpe, 1963) y de “El Cristo de Velázquez” (1920) de Miguel de Unamuno (Antología poética, Alianza Editorial, 1977). (OG entre paréntesis indica Ortega y Gasset; U, Unamuno).
Melena. “No cabe asunto más angustioso ni de más conmovedora significación. Un Dios se hace hombre para ser crucificado. Es la genial paradoja que inspira y sostiene a todo el cristianismo. En su pintura Velázquez reduce al extremo imaginable la exhibición del dolor. No deja expresarse ninguna emoción mística. En cambio hace que del cuadro venga sobre nosotros una impresión magnífica de ejemplar seriedad (OG). Sobre tus hombros cae como cascada/ de vida desbordante tu melena/ virgen de nazareno, esa gavilla/ morena de opulencia, a la que nunca/ tocó navaja” (U). Vemos con asombro que Velázquez se las arregla ingeniosamente para que su Cristo esté cómodo en su cruz, lo cual no es débil paradoja (OG). Al aire tus cabellos,/ de tu indigencia y tu poder corona (U). Para evitar la expresión de dolor cubre con la melena la mayor parte de la cara y procura que las facciones visibles en rasgos y modos de estar pintados se mantengan en la más discreta convencionalidad (OG). …nuevo Sansón, (…) es de tu fuerza símbolo/ ese apretado haz de tus cabellos/ como tus fieles que en mechones vivos/ se apoyan en tu pecho (U)”.
Pies. “Al crudo patetismo Velázquez opone otro género más refinado y sublime: el patetismo de la seriedad (OG). De pie y con los brazos bien abiertos/ y extendida la diestra a no secarse,/ haznos cruzar la vida pedregosa/ —repecho de Calvario— sostenidos/ del deber por los clavos (U). Su suegro Pacheco fue quien le dio a Velázquez la idea de que los pies debían presentarse descansando en una base y clavados singularmente (OG). …y muramos/ de pie, cual Tú, y abiertos bien de brazos,/ y como Tú, subamos a la gloria/ de pie, para que Dios de pie nos hable (U)”.