Política

El mito del “empoderamiento” de la mujer en el espacio público

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  • El mito del “empoderamiento” de la mujer en el espacio público
  • Leonor A. Gómez Barreiro

Ahora con frecuencia se habla del empoderamiento femenino. 

Suele hacerse con una visión limitada o errónea del concepto y lo que significa su aplicación en el ámbito individual y colectivo, en la esfera pública y la privada.

He sido de testigo de charlas informales en las que al referirse al empoderamiento se alude a una mujer con poder económico, una posición de jerarquía en alguna organización y con características asociadas al estereotipo de cómo se ejerce el poder desde la visión hegemónica de la masculinidad —donde se infravalora lo femenino; se entiende que a mayor estatus más poder; el riesgo y la agresividad son sinónimos de valentía; la dureza es la muestra del rechazo a experimentar con sentimientos y emociones y; además, se anteponen condicionamientos sociales tipo tribu—.

Las mujeres con estas características son las que comúnmente son llamadas “empoderadas”; pero aquellas que se alejan del modelo, por ejemplo, las mujeres que se atreven a mostrar sentimientos y temores; a construir en colectividad; implementar formas de organización más horizontales; a conducirse con autonomía intelectual, etcétera, son vistas por los modelos patriarcales insertados en el ámbito público como un signo de debilidad, desconfianza, riesgo y amenaza.

Pero ¿qué significa el empoderamiento de las mujeres? Se trata de un proceso por el cual las mujeres, en un entorno de desventaja estructural por razón de género, adquieren o refuerzan sus capacidades, estrategias y protagonismo, tanto en lo individual como en lo colectivo, para tener una vida autónoma en la que puedan participar, en términos de igualdad, acceso a los recursos, al reconocimiento y a la toma de decisiones en todas las esferas de la vida personal y social. (Secretaría Confederal de Mujer e Igualdad CCOO).

Es muy fácil caer en el mito del empoderamiento femenino simulando posiciones de poder para las mujeres, sin dotarlas de los recursos suficientes ni la autonomía necesaria para desempeñar sus funciones. 

Para reducir la brecha desigual, primero hay que renunciar con honestidad a las lógicas patriarcales o paternalistas que atentan contra el verdadero empoderamiento de las mujeres en la vida pública.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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