Así como hay que criticar a López Obrador cuando comete errores, también hay que reconocerlo en sus aciertos.
Más de 5 millones de mexicanos abandonaron la pobreza entre 2018 y 2022 de acuerdo con el último informe del Coneval. El porcentaje de la población que vive en esta condición bajó de 41.9% a 39.6% en este mismo periodo. La desigualdad, medida por el coeficiente Gini, también disminuyó según datos de la más reciente encuesta ENIGH del Inegi. De 2018 a 2022, la brecha entre los ingresos de los que más y de los que menos ganan se redujo 20%. Estos resultados son aún más admirables tomando en cuenta los estragos que causó la pandemia de covid-19.
No cabe duda de que los programas sociales de López Obrador (en particular las transferencias directas) tuvieron mucho que ver en la reducción de la pobreza y la desigualdad, al igual que sus políticas laborales (específicamente el aumento al salario mínimo y la eliminación del outsourcing). Los miles de millones de dólares de remesas que enviaron nuestros compatriotas que viven fuera del país a sus familiares también ayudaron.
Habiendo dado el reconocimiento que se merece a López Obrador, vale la pena notar que no todo lo que arrojaron los reportes del Coneval y el Inegi fue positivo. En relación con la desigualdad, mientras que es buena noticia que de 2018 a 2022 los ingresos de los hogares más pobres aumentaron 20%, no lo es que los de los más acaudalados disminuyeron 2%. Sí, este contraste ayuda a reducir la desigualdad; sin embargo, lo que queremos es que este objetivo no se logre a expensas de un grupo.
Del lado de la pobreza, la preocupación es qué tan sostenibles son los avances. Estudios del CEEY, institución que presido, muestran que la movilidad social del segmento más pobre es muy baja y que es común que las personas que logran escapar de la pobreza vuelvan a caer en ella. Para que los avances obtenidos perduren, es importante que los fundamentos sean sólidos.
No parece ser el caso. El estudio del Coneval muestra que el rezago educativo aumentó de 19% a 19.4% de 2018 a 2022. Es difícil escapar de manera definitiva de la pobreza sin la ayuda de una buena educación. Más alarmantes son las carencias por acceso a los servicios de salud, las cuales aumentaron de 16.2% a 39.1% en el mismo periodo. Esto significa que el número de mexicanos sin cobertura de salud pasó de 20.1 millones a 50.4. Para la población con menores ingresos, la situación es aún más grave: el porcentaje sin cobertura de salud pasó de 17% a 67%.
Políticas como la desaparición del Seguro Popular contribuyeron a esta catástrofe. Las consecuencias de la falta de cobertura pueden ser desastrosas para una familia. Un problema médico mayor puede llevar a la ruina a una familia de escasos recursos y hundirla en una situación de pobreza e inmovilidad social.
Sí, hay que aplaudir los logros de López Obrador en pobreza y desigualdad. Pero también hay que exhibir salvedades que los acotan.