El Coneval publicó su “Informe de evaluación de la política de desarrollo social 2022” y los resultados no parecen muy favorables para un presidente que suele decir que los pobres son su prioridad.
Es cierto que el documento señala que el gasto social como porcentaje del gasto programable pasó de 59.8% en 2018 a 62.6% en 2022, un incremento nada despreciable. El problema es que los beneficios no se están concentrando en la población más necesitada.
Mientras que la proporción de personas en el décimo decil de ingresos (el 10% más rico) que recibió apoyos del gobierno aumentó de 2018 a 2020, la del primer decil (el 10% más pobre) decreció. En otras palabras, les están llegando más apoyos sociales que antes a los más ricos que a los más pobres con López Obrador. Este comportamiento lo podemos apreciar con las transferencias públicas. Mientras que el porcentaje del ingreso total proveniente de transferencias públicas aumentó para los más ricos en el mismo periodo, para los más pobres decreció.
En defensa del Presidente, vale la pena poner estas tendencias en contexto. Con todo y las disminuciones proporcionales, los más pobres siguen recibiendo la enorme mayoría de los programas sociales y las transferencias públicas representan un porcentaje mucho mayor de su ingreso total que para los más ricos. Además, es importante notar que parte del ajuste fue por diseño. Programas sociales clave del gobierno, como la pensión para el bienestar de los adultos mayores, son universales; es decir, no distinguen entre ricos y pobres. Esto les resta progresividad, lo cual se refleja en las cifras de arriba.
Habrá quienes critiquen cualquier medida social que beneficie a los ricos, pero los programas universales generan ventajas importantes en la reducción de gastos administrativos y corrupción, lo que puede compensar los costos de incluir a un segmento de la población que no necesita tanto el apoyo. Si queremos criticar un programa del Presidente que privilegia a los ricos sobre los pobres mejor hay que ver los millonarios subsidios que otorga a la gasolina.
Otro resultado desfavorable del informe del Coneval es que el porcentaje de la población en pobreza aumentó en los primeros años de gobierno, al pasar de 41.9% de la población en 2018 a 43.9% en 2020. Son casi 4 millones de pobres más. La población en pobreza extrema pasó de 7 a 8.5% en el mismo periodo; casi 2 millones de mexicanos más que no les alcanza para cubrir sus necesidades básicas, pero aquí también vale la pena hacer una salvedad que ayuda a matizar el incremento: la pandemia.
Aunque los resultados que arroja el informe de Coneval no son positivos para López Obrador, es importante ponerlos en perspectiva. Puede que el Presidente no esté avanzando como todos quisiéramos en el combate a la pobreza, pero hay que reconocer que ha logrado poner hasta arriba de la agenda pública un tema que por mucho tiempo fue secundario.