El término mandato popular en un estado democrático se refiere a la legitimidad de un gobernante a partir del apoyo mayoritario de la ciudadanía, uno de los aspectos básicos de todo político es la interpretación clara y precisa del mandato ciudadano.
Lo que ha venido pasando sexenio tras sexenio, hasta antes de la cuarta trasformación, es que los partidos preferían al líder carismático que mantuviera quieta la demanda popular, sin importar lo que demanden las grandes mayorías del país, y casi nunca contrastaban la demanda popular emitida por la ciudadanía en las urnas con los programas de gobierno y su ejecución adecuada.
En el caso de la cuarta transformación, la demanda popular se cristaliza en una sola frase: “primero los pobres” y todas las transformaciones económicas políticas y sociales encaminadas a ese objetivo.
La cuarta transformación ha tenido éxito porque ha sabido interpretar el sentimiento de los mexicanos y les ha cumplido cabalmente con el mandato popular
Los candidatos, sobre todo a la Presidencia de la República, en épocas de la dictadura perfecta no pensaban en un programa sino en la capacidad carismática del candidato, y que ser presidente era un cheque en blanco para hacer lo que a sus intereses conviniera y disponer de los bienes de la nación como si fueran propios.
La cuarta transformación ha dado una verdadera lección de democracia y de conducción de las grandes mayorías en México, pues dedicó todos los esfuerzos del gobierno a elevar el grado de bienestar y las condiciones socioeconómicas de la población. Hizo justicia a los adultos mayores, elevó los salarios mínimos, disminuyó el empleo informal, impulsó las empresas del estado como Pemex y la Comisión Federal de Electricidad para hacerlas útiles a la nación, desdeñando el proyecto anterior de quebrar a las empresas del estado para darle lugar a las empresas extranjeras (así casi se cerró Pemex y la CFE para permitir la entrada de las refinerías norteamericanas y a Iberdrola; y casi se cerró la Petroquímica) lo que sin duda les dejaban pingües ganancias a los nuevos ricos. El proyecto neoliberal fue el justificante ideal y es el malo de la película, no digo que el proyecto neoliberal sea bueno, simplemente que los responsables de todo el desbarajuste económico de ese periodo encontraron al culpable perfecto de la dictadura perfecta.