En general, con ejemplos concretos que sería largo enumerar, el periodismo que hacen diversos medios impresos y electrónicos no deja de traspasar la línea del morbo que, sostienen quienes así lo realizan, “es lo que la gente quiere”. Falso.
A partir de corroer la objetividad que cada caso exige, y que en la actualidad desatiende el llamado a cuidar el lenguaje, la redacción y presentación de ese material periodístico, no enfocar la información y análisis desde una perspectiva de género, al final termina por caer y repetir hasta la saciedad lugares comunes y estereotipos.
El hecho -lamentable- de la familia aficionada al futbol y que visitó Torreón, para verse envuelta de muerte y heridos el pasado domingo al término del juego entre el Santos Laguna y los Rayados de Monterrey, cayó en eso, en el morbo, en un seguimiento mediático y en redes sociales que viralizó la tragedia como mercancía periodística y convertirla en cosa, y hasta “en un hecho aislado”, como dijeron autoridades, cuando la nota exigía investigar, ahondar en las causas, profundizar en los motivos que derivaron y empujaron esas acciones agresivas, criminales.
¿Y la falta de políticas de seguridad? Ahora, en escasos cuatro días, ese suceso ya quedó reducido a lo que la autoridad determine.
No se diga más… La empresa Orlegui dueña del Santos, ¿qué hará? ¿Qué papel jugarán los medios de la capital de Nuevo León y Torreón que encienden el fanatismo de la fanaticada futbolera y le echan gasolina al fuego?...
A propósito del Santos, Ricardo “Matracón” Luna, su histórico masajista, falleció el pasado miércoles.
Este personaje de los llamados “Guerreros”, cuando la escuadra era más de la raza popular, debió haber vivido infinidad de historias, de pasajes, anécdotas, emociones, tristezas, alegrías, sinsabores, incontables viajes… Estuvo en la intimidad del equipo, de los jugadores que sí sudaron la playera verdiblanca en mejores tiempos y satisfacciones para la afición.
El “Matracón” tenía que haber sido entrevistado por la prensa, que nos brindara ese mundo poco explorado del futbol profesional desde lo que fue su trabajo en la cancha, en el vestidor, en los hoteles, en los lugares de concentración del equipo, en la convivencia e indisciplina de unos y otros, de la fiesta que también disfrutaban, claro, y de uno que otro secreto que alguien guardaba y que él supo, en fin… Descanse en paz.
Y bueno, no falta el comentario político. Parte del engaño con que todos los partidos políticos, todos, se conducen, lo repitieron sin el más mínimo rubor: repartieron candidaturas y se autoasignaron las “plurinominales” (algún día tendrán que desaparecer).
Las famosas alianzas interpartidistas, más bien pactos secretos, hicieron a un lado a la sociedad, al electorado, jamás se atreverán a incorporar a gente decente, a personas de la academia, a verdaderos líderes naturales y otros protagonistas sociales.
Obvio, en la mezcla de supuestas ideologías y colores, la deformación política se acentuó. ¿Nos sorprendió saber de nombres de mujeres y hombres que forman parte aún de la era camaleónica que solo ha estropeado el desarrollo del país?
La política partidista sigue empeñada en ser un lastre, en ser lo peor de México desde hace años. Un cuento trágico.