Política

Pasos al primer mundo

  • Columna de Juan María Naveja Diebold
  • Pasos al primer mundo
  • Juan María Naveja Diebold

Desde que mis abuelos eran adolescentes México aparenta ser un país al borde de una revolución industrial. Mientras que mucho ha cambiado desde entonces y hoy en día gozamos una de las economías más fuertes en el mundo, el brinco al primer mundo se ve más lejano que en cualquier otro momento en el último siglo.

El camino a esa transformación es un laberinto sin salida, todos los obstáculos están ligados como en una trampa china, si mueves uno, el otro aprieta o se derrumba. Podemos pasar eternidades discutiendo cómo acabar la corrupción, desarmar los carteles, democratizar la oligarquía… Por un momento, olvidemos el salto al primer mundo y pensemos en los pasos que nos acercarían. No hay una solución inmediata y sin sacrificios que vaya a mejorar la vida de todos los mexicanos, pero veamos las barreras y con qué herramientas se han combatido en otras circunstancias.

No se siente la justicia en México. Ningún sistema criminal es perfecto, pero en México el cinismo que hay hacia la impunidad del poder ha hecho que el Poder Judicial no sirva como un atenuante al crimen. La gente no respeta la ley por miedo a las consecuencias judiciales. Utópicamente la ciudadanía respetaría la ley por ética, no robaría o lastimaría al prójimo por principio y no por miedo, pero ese el salto al que no podemos esperar.

El paso a un sistema judicial respetado por la ciudadanía que protege es aterrador. Implica ceder más libertades, darle más poder a las instituciones y personas que frecuentemente lo abusan y por ende exponernos a falsas acusaciones y castigos inmerecidos. Sin embargo, nunca vamos a parar la corrupción si no exigimos consecuencias y jamás vamos a frenar el crimen organizado si el delito casual es tolerado.

Otro paso más fácil de aceptar, pero aún más difícil de poner en práctica, es que el dinero llegue a las manos del pueblo. En teoría, de eso se trataría la Cuarta Transformación, la “esperanza de México” que promueve Morena, pero no ha sido, ni va a ser más que un slogan. Peor aún, si Morena pusiera en marcha esa democratización de la economía, su ineptitud y corrupción ha dejado claro que sería una catástrofe del nivel que sufre Venezuela.

Pero el hecho que López Obrador ¡Viva Andrés Manuel I! ¡Viva! No es el Mesías que esperaba México, no significa que la idea que sus seguidores le atribuyen sea mala. Nada va a ser más próspero en México que quitar el dinero de las manos de los pocos y ponerlo en las manos de los muchos.

Es un paso muy complicado aún en las manos del mejor cirujano y vaya que ahorita el quirófano está lleno de torpes y tarados. Aun así, no los voy a dejar con una opinión tibia y fácil de respaldar, endosaré pasos específicos reconociendo sus desventajas. Debemos “regalarle” el dinero a los pobres, quitándoselo a los acaudalados con la inflación que genere el aumento al circulante, tenemos que ampliar la base de servicios sociales universales de educación y salud para igualar el nivel de vida entre clases socioeconómicas, esto significa salud y educación universitaria gratuita para todos los mexicanos y necesitamos una tasa de impuesto mínima a los ingresos para evitar la evasión fiscal de los grandes magnates. 

juanmaria7@gmail.com


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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