Aunque este tipo de acuerdos internacionales involucran a los países, o, inclusive, a bloques de países, el asunto tendrá, en algún momento, implicaciones importantes y tangibles para las ciudades, que vale la pena comenzar a pensar desde ahora.
En Dubái se aprobó un acuerdo para luchar contra la crisis climática. Se pretende dejar el uso de “combustibles fósiles” -petróleos y gasolinas-, para recortar drásticamente las emisiones de carbono, y acelerar la transición hacia energías renovables. El texto fue rubricado por casi doscientos países.
El compromiso internacional es por una transición “acelerada y justa” que deje de lado los combustibles fósiles, para "acelerar las acciones en esta década crítica", y alcanzar cero emisiones de carbono en 2050. Implica reducir las emisiones un 40% para 2030, es decir, en solo seis años, un 60% en doce años (2035), y alcanzar el cero en 2050. Cada país deberá adaptarlo a sus circunstancias particulares.
El pacto pide a los países presentar sus planes de reducción de emisiones en 2024, o sea, ya. Para lograrlo, incluirá un “Fondo Verde por el Clima” de 12 mil millones de dólares, comprometiendo a los países desarrollados a apoyar a los países más vulnerables al caos climático; esperemos que así sea.
El acuerdo lanza un llamado explícito para reducir las emisiones derivadas del “tráfico rodado”, quiere decir, de autos, y, en su defecto, camiones. Tema de la mayor relevancia para una ciudad de coches como Guadalajara. Si la idea es cambiar a un transporte eléctrico, vale la pena pensar en uno colectivo, y no simplemente movernos a autos eléctricos individuales, para continuar con los atascos vehiculares y la construcción de costosas infraestructuras viales.
En lo personal, lo que más me molesta de los coches es el ruido de sus motores y, por supuesto, la contaminación que producen. Con los autos eléctricos, prácticamente se abaten ambos. Pero no suena muy inteligente permanecer en el pasado. Mejor movernos a un futuro más lógico
Tener menos automóviles abriría importantes oportunidades a Guadalajara para ser una ciudad más verde, atractiva y amable. Ojalá que podamos aprovechar esta coyuntura internacional, y, con suerte, algo del recurso prometido, para comenzar a implementarlo.