El ejercicio fiscal 2025 en México se caracterizó por la continuidad de la disciplina fiscal sin creación de nuevos impuestos ni aumentos generalizados de tasas, pero con un fuerte énfasis en la digitalización, el combate a la evasión y la modernización del control tributario por parte del SAT. Y aunque las reformas más profundas se aprobaron hacia finales de año y entrarán en vigor en 2026 (Paquete Económico 2026 publicado en noviembre 2025), el año que termina dejó varias novedades operativas y una clara tendencia hacia la fiscalización en tiempo real. Veamos.
En materia de impuestos, si bien no hubo grandes subidas, sí se aprobaron mayores controles y ajustes selectivos. Así, por ejemplo, en el ISR y IVA, sin incrementos de tasas generales, se mantuvo el Régimen Simplificado de Confianza (RESICO) para personas físicas y pequeñas morales, con límites de ingresos y tasas fijas que siguen siendo atractivos para el segmento de menores ingresos.
Los principales ajustes se concentraron en plataformas digitales: se consolidó la retención automática de ISR e IVA en servicios como Uber, Airbnb, Mercado Libre, Amazon, Shein y Temu. En 2025 se reforzó la fiscalización sobre estas plataformas, incluyendo mayor reporte de operaciones y cruces automáticos de información.
Respecto al IEPS: se mantuvieron los estímulos al diésel para sectores clave (transporte y agropecuario), pero se preparó el terreno para incrementos en tabaco, bebidas saborizadas y nuevos gravámenes selectivos (como el 8% a videojuegos con contenido violento), que se materializarán plenamente en 2026.
Otros cambios relevantes fueron la actualización de tablas de ISR por inflación (evitando la “progresividad en frío”); el incremento del salario mínimo (12% en zona general), con impacto en deducciones personales y cargas sociales; así como una mayor exigencia en la correcta emisión de CFDI 4.0, con reglas más estrictas para cancelaciones y complementos (nómina, comercio exterior, etc.).
Auditoría y fiscalización
En materia de auditoría y fiscalización, ahí sí que hubo grandes transformaciones. La era del control digital masivo 2025 marcó la consolidación de la fiscalización electrónica y el uso intensivo de tecnología por el SAT:
Auditorías electrónicas en tiempo real: cruce automático de facturas, declaraciones, depósitos bancarios y movimientos en plataformas.
Visitas domiciliarias y revisiones exprés para verificar operaciones con facturas sospechosas (combate frontal a facturas falsas).
Mayor uso de herramientas digitales durante revisiones: fotografías, videos y audios como prueba en verificaciones físicas.
Acceso ampliado a información de plataformas digitales (incluso extranjeras), con propuestas que generaron controversia por posible impacto en privacidad y soberanía de datos (debate que continuó hasta finales de año).
Plan Maestro SAT 2025: renovación del portal, mejoras en apps móviles (SAT Móvil, Factura SAT) y mayor énfasis en detección automatizada de inconsistencias.
Las multas por incumplimientos en facturación o software no certificado se endurecieron.
Las auditorías mostraron especial atención a operaciones con plataformas digitales y e-commerce, precios de transferencia en multinacionales, esquemas de simulación y planeación fiscal agresiva y cumplimiento en regímenes preferenciales (IMMEX, PROSEC).
Conclusión
En conclusión: ¿hacia dónde vamos en 2026? El 2025 deja un sistema fiscal mexicano más digital, proactivo y controlado. Sin grandes reformas impositivas durante la mayor parte del año, el foco estuvo en mejorar la recaudación mediante eficiencia tecnológica y combate a la evasión, logrando que los ingresos tributarios crecieran en términos reales pese al bajo crecimiento económico.
Para 2026, con las reformas ya publicadas (incrementos selectivos en IEPS, mayor acceso del SAT a datos digitales, nuevas reglas en CFDI y auditorías ágiles), el mensaje es claro: las empresas y contribuyentes deben invertir en cumplimiento preventivo, sistemas digitales robustos y asesoría especializada.
La informalidad y los errores manuales serán cada vez más costosos. La era de “ya lo arreglamos después” ha terminado. El SAT fiscaliza en tiempo real y con herramientas avanzadas: adaptarse es la única opción viable.
