Política

AMLO y los verdes, ¿amagos o principio del fin?

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Manuel Velasco, ex gobernador de Chiapas, y el Presidente. Araceli López
Manuel Velasco, ex gobernador de Chiapas, y el Presidente. Araceli López

No es cosa menor el cuestionamiento público del presidente Andrés Manuel López Obrador respecto de Manuel Velasco, ex gobernador de Chiapas, hoy senador y uno de los hombres más encumbrados del Partido Verde Ecologista de México, una organización aliada al obradorismo. Hasta ahora. 

En términos de base social, probablemente Morena y el Verde son las dos organizaciones políticas más contrastantes en el espectro electoral. Si hay una camarilla “fifí” entre los dirigentes de los partidos, sin duda estos son los colegas del Niño Verde, líder histórico de este membrete. Incluso a nivel de spots de publicidad las dos no podrían ser más opuestas: Morena haciendo esfuerzos deliberados para empapar su imagen en baños de pueblo; el Verde realizando casting de candidatos entre la autollamada “gente bonita”. Pero los intereses mandan. La relación entre Morena y el Verde ha sido un maridaje de conveniencia aun cuando haya tan aparente incompatibilidad entre las plataformas políticas e ideológicas de uno y otro. Pero ya lo sabemos, en política las convicciones nunca han sido algo que estorbe para obtener un beneficio mutuo.

Y, sin embargo, la relación entre Manuel Velasco y López Obrador parecía ir más allá de esta alianza forzada. Palenque, Chiapas, es el segundo hogar del Presidente y su involucramiento en la política local es antigua. A lo largo de los últimos años, los dos personajes nunca escondieron la empatía que se prodigaban y se da por descontado que Velasco fue una pieza decisiva para amarrar el apoyo del Verde desde la campaña presidencial del tabasqueño. Basta recordar los dos videos en los que se aprecian a hermanos del Presidente recibiendo dinero en efectivo, presumiblemente para apoyar al obradorismo, de manos de David León, un hombre cuya trayectoria estuvo vinculada a Velasco, particularmente en esos años.

De allí la sorpresa frente a esta reprimenda pública. Este fin de semana acusó a su (ex) amigo de ser el instigador de la retención de su camioneta por parte de un grupo de maestros de la CNTE contrarios al actual gobernador y rival de Velasco. No resulta fácil entender las razones que tendría éste último para convertir una rivalidad local en un enfrentamiento con su amigo el Presidente, si es que la acusación de AMLO tiene algún sustento. Lo que está claro es que el mandatario, por esta razón u otras menos aparentes, decidió sacudir sus vínculos con un aliado aparentemente incondicional.

En realidad, no es el primer dato que da cuenta del enfriamiento de esta relación. Hace dos meses trascendió que el SAT tenía en la mira al ex gobernador por la generación de facturas ilegales a favor de su administración por un total superior a 500 millones de pesos; por su parte, en otro expediente, la Auditoría Superior de la Federación habría detectado un desvío de 685 millones de pesos del programa de ayuda a madres solteras y pagados a través de 26 presuntas empresas fantasma. Sin embargo, ambas investigaciones no habrían aterrizado, aún, en una acusación formal. 

Una hipótesis benigna podría atribuir este aparente exabrupto del Presidente a la necesidad de comenzar a distanciarse de su aliado, previendo que tales presuntos desfalcos pudieran convertirse en un escándalo político. Pero tengo la impresión que tendríamos que encontrar los motivos en otro lado. En materia de corrupción, AMLO parece haber seguido una pauta esencialmente práctica. Por ejemplo, en el caso de Ricardo Gallardo de San Luis Porosí, otro gobernador postulado por el Verde y con un expediente negro que hace lo de Velasco un curriculum anodino, el Presidente ha sido notoriamente acrítico por decir lo menos. La actuación de Morena resultó estratégica en el triunfo electoral de este personaje.

Al margen de los motivos, queda claro que el Presidente decidió hacer un señalamiento público al ex gobernador de Chiapas. ¿Advertencia o inicio de ruptura? ¿Un mero jalón de orejas para hacer regresar al redil a un aliado incómodo?

Lo cierto es que ambas partes se mueven en una línea delicada. La dirigencia del Partido Verde señaló días después de la elección que tendría que revisar su alianza con Morena y que el voto de sus legisladores distaría de ser incondicional. Una declaración que podría ser simplemente un amago para vender más caro su amor o una advertencia para detener las investigaciones iniciadas sobre su ex gobernador. Pero es un hecho que sin los 43 diputados del Verde, el partido en el poder no alcanzaría la mayoría simple que requiere para la aprobación de presupuestos y leyes secundarias. Es decir, para gobernar. A menos, claro, que el equipo del Presidente esté haciendo otras sumas a partir de los 71 diputados del PRI, algo que no es descartable pero sí infinitamente más complicado.

Pero no solo para el partido en el poder resulta delicado poner en riesgo esta alianza. Para el Partido Verde consistiría en echar por la borda su modelo de negocio. Recordemos que este partido invariablemente ha optado por apoyar al candidato presidencial con mayores opciones de ganar y hasta ahora no se ha equivocado. Eso le ha permitido conseguir distritos federales y puestos de representación popular muy por encima de su voto real (que ronda 5 por ciento, por sí mismo insuficiente para cualquier triunfo). A tres años de la próxima elección y habida cuenta de la clara mayoría en la intención de voto que hoy ostenta Morena, el distanciamiento parecería suicida.

Una incógnita que solo el tiempo podrá despejar. ¿Usted qué opina?: a) ¿Estos tira tira obedecen a un mero box de sombra destinados a mejorar los términos de la negociación?; b) ¿El Presidente cree haber encontrado otro aliado más conveniente, haciendo innecesaria la vergonzante relación con los verdes?; c) ¿El Verde tiene otros cálculos de lo que podría pasar en la elección de 2024?; d) ¿Ninguna de las anteriores y todo esto responde al desencuentro personal entre Velasco y el Presidente a raíz de unos videos grabados por un hombre que trabajaba a las órdenes del entonces gobernador? 

Jorge Zepeda Patterson

@jorgezepedap

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Jorge Zepeda Patterson
  • Jorge Zepeda Patterson
  • Escritor y Periodista, Columnista en Milenio Diario todos los martes y jueves con "Pensándolo bien" / Autor de Amos de Mexico, Los Corruptores, Milena, Muerte Contrarreloj
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