Política

La Generación Z existe, pero no marcha

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La tercera marcha Generación Z en la CdMx confirmó lo que ya se intuía: el movimiento existe, pero no fue. Lo que se presentó este domingo en el Paseo de la Reforma fue una expresión desdibujada, capturada por adultos, reciclada por causas ajenas y, sobre todo, instrumentada por políticos y/o empresarios molestos.

Con una convocatoria que apenas rondó las 300 personas, la movilización avanzó del Ángel de la Independencia a Bellas Artes sin fuerza, sin épica… y sin futuro. El propio discurso de sus organizadores reconoció lo evidente: no fueron suficientes, no crecieron y no lograron repetir —ni de lejos— el impacto de la primera marcha del 11 de noviembre. Si las segundas partes suelen ser malas, las terceras, como se vio este domingo, resultan francamente irrelevantes.

El rostro más visible fue el de una decadente actriz de la tercera edad, que poco o nada conecta con las demandas, códigos o lenguajes de los jóvenes. En sus telenovelas interpretó villanas memorables; hoy, en la vida pública, parece empeñada en protagonizar su peor actuación.

Pero el problema es más profundo. Esta marcha dejó claro que la derecha tradicional encontró en la etiqueta Generación Z un vehículo conveniente: una máscara juvenil para reciclar viejas consignas, viejos liderazgos y viejas obsesiones. No hubo nuevas ideas, sino el intento de disfrazar con lenguaje joven una agenda vieja, anacrónica, que ya no conecta con las mayorías.

Las causas pueden ser legítimas contra la 4T, pero fueron usadas como utilería política. Jóvenes hablando con discursos prestados, demandas reales encuadradas para alimentar una narrativa de oposición que busca ruido, sin soluciones.

Paradójicamente, la marcha se esforzó más por deslindarse del ‘bloque negro’ que por construir una narrativa propia. Vestidos de blanco, buscando no incomodar a nadie, en silencio. Una protesta que así pide ser escuchada, pero que teme al conflicto: a la política real. Y la política —incluso cuando se disfraza de protesta— no perdona la simulación..

Palabras clave

La Generación Z, la verdadera, existe. En las universidades, en las redes, en el trabajo precario, en una relación distinta con el poder. Pero no apareció este domingo en Reforma. Porque cuando un movimiento juvenil es capturado por la derecha y protagonizado por figuras ajenas, deja de ser generación y se convierte en escenografía. 


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Óscar Cedillo
  • Óscar Cedillo
  • Director General Editorial de Grupo @Milenio. Journalist, Digital, DJ and Biker / Escribe todos los lunes su columna Contraseña
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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