Política

Repensando el financiamiento de las universidades públicas

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  • Jesús G. Reséndiz Silva

Por años, las universidades públicas (UP) han sido golpeadas por las políticas basadas en el enfoque económico ortodoxo. Perspectiva aún vigente en México que asume erróneamente que el gobierno central tiene limitaciones financieras en su propia moneda. Y que, por lo tanto, no es posible proveer el dinero público necesario para cubrir las necesidades de las UP. La intensificación de las políticas de austeridad y el permanente deterioro de la economía mexicana, potenciado por la crisis del covid, tiene a las UP en un alarmante contexto adverso.

Sin el financiamiento adecuado, las UP no pueden cumplir con sus objetivos. Generar conocimiento, realizar investigaciones, servir a la comunidad, contribuir a resolver los problemas nacionales y regionales, servir al propósito público, formar profesionales y científicos en diversas áreas del conocimiento, impulsar programas educativos de calidad, y desarrollar innovaciones tecnológicas son actividades que requieren de suficiente presupuesto.

Estamos bajo un complejo escenario que demanda considerar las experiencias históricas. Una de ellas fue la Gran Depresión, la cual inspiró la instrumentación de medidas transformadoras que ayudaron a la población durante este periodo. Un ejemplo fue el uso de dinero complementario que sirvió como respuesta a la débil intervención, en su momento, del gobierno estadunidense para enfrentar la crisis. Esto sirvió para garantizar la alimentación y vivienda de las personas, en una época donde el dinero era escaso.

El uso del dinero complementario fue un éxito en muchos estados y municipios de Estados Unidos. Detroit y Atlantic City fueron localidades que emplearon este instrumento financiero como acto desesperado para ayudarse a sí mismos. El gobierno de Detroit usó este tipo de dinero para pagar los sueldos de sus trabajadores. Asimismo, las personas empleaban el dinero emitido por el gobierno municipal para pagar los impuestos locales, multas y determinados servicios públicos.

El dinero complementario fue un sistema de crédito integrado al dólar. Es decir, no representaba un sustituto del dinero emitido por el gobierno central estadunidense. La gente seguía usando el dólar como principal instrumento monetario de toda la economía. El dinero complementario no curó la crisis de aquel momento, pero fue un excelente mecanismo que contribuyó significativamente para dinamizar la economía de diferentes regiones debido a que eliminó el problema de la falta de liquidez en la gente.

De acuerdo con el economista Hyman Minsky, cualquier persona puede crear dinero. El problema radica en que dicho dinero sea aceptado. En este sentido, el pago de las obligaciones locales con el dinero emitido por los gobiernos estatales y municipales generó la demanda y aceptación de este dinero complementario.

Seguiremos discutiendo la necesidad de repensar el financiamiento de las universidades públicas. Abordaremos la propuesta basada en la Teoría Monetaria Moderna desarrollada por el colectivo editorial Money on the Left. Hablaremos sobre cómo los UNIS, un instrumento financiero semejante al dinero complementario usado en la Gran Depresión, pueden resolver la crisis presupuestal de las UP en México.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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