Y es que el desarrollo productivo de esta nación asiática provee evidencia interesante de un liderazgo económico con los mismos factores clave de otras potencias como Estados Unidos.
Específicamente, lo que se observa en China es que esta nación entendió claramente que el éxito industrial tiene que ver: 1) con el hecho de que la transformación y creación de nuevos mercados es el resultado de la participación directa y dinámica del sector público en la economía, poniendo a la innovación tecnológica en el centro del crecimiento.
Y 2) el dinero público (el gasto gubernamental) es la correa de transmisión que impulsa a las economías para lograr dicha reconversión industrial.
Un caso de lo anterior se encuentra en la industria de vehículos eléctricos (VE). China ha logrado consolidarse en este sector desplazando a fuertes competidores en el mercado.
Por ejemplo, pudo penetrar el mercado japonés, uno que es considerado como de los más proteccionistas de sus empresas.
En este año, China se convirtió en el mayor exportador de vehículos, arrebatándole el lugar a Japón. Incluso, los VE chinos han desplazado a Tesla en ventas a nivel global. Tailandia, Singapur, Brasil, y Australia son algunos de las naciones en donde los VE de esta economía ocupan el primer sitio de preferencia entre los consumidores.
Detrás del éxito de las empresas chinas de VE hay diversos factores. Uno de ellos, es la reducción de sus costos como resultado de sus procesos productivos.
Específicamente, las empresas producen los componentes de sus vehículos internamente. Más del 70% de las partes son fabricadas de manera interna. Situación que lleva a las marcas chinas a tener márgenes de ganancia superiores al 20% en relación con sus competidores extranjeros.
Además, la industria está conectada a una cadena de proveeduría vertical e integral desde la fabricación de las baterías hasta el sistema de transporte que se emplea para trasladar el producto final a los puntos de venta.
Sin embargo, el ingrediente clave detrás del triunfo de China en este sector se halla en el apoyo directo del gobierno a las empresas.
Estamos hablando de una cantidad masiva de dinero público que se ha canalizado el desarrollo de tecnologías y hasta apoyo para la compra de VE.
En este último caso, el gobierno puede proveer el 60% de financiamiento preferencial para la adquisición de estos autos.
Otro tipo de participación directa del gobierno está en la gran inversión en estaciones de carga. Las autoridades chinas han establecido dichas estaciones en tiempos récords.
A tal grado, de que hoy tienen alrededor de 2.5 millones de puntos públicos de recarga en todo el país.
Es claro que China está aprovechando el momento de transición del auto a combustión interna a eléctrico. Las empresas lo han podido lograr únicamente con el apoyo del sector público.
La contribución del gobierno es tal que el gran fabricante de vehículos Toyota ha quedado marginado en sus planes de conquistar el mercado de VE.
En conclusión, si México quiere entrar a las grandes ligas o transformar sus mercados, entonces tiene que actuar como lo hace el gigante asiático.