Con la autorización de regresar a nuestras actividades rutinarias, por supuesto, con ciertas restricciones y continuando con las medidas sanitarias necesarias para reducir el riesgo de contagio, estamos viendo la luz al final del túnel después de casi un año de distanciamiento social. Este largo periodo de confinamiento ha ocasionado, en la mayoría, importantes cambios en el estado físico y mental.
El regreso a la rutina, sobre todo a la práctica deportiva y de actividades físicas, no se dará en forma automática, con el banderazo de salida o como cuando avanzamos el automóvil al ver la luz verde, tenemos que prepararnos para recuperar las condiciones físicas y mentales adecuadas.
Los jóvenes podrán recuperarse más rápidamente que los adultos mayores, por lo que se ha puesto especial atención en este grupo de edad para ayudarles a que el retorno a sus actividades físicas sea de forma segura.
Generalmente se tiene la imagen del cuerpo de un adulto mayor con un cuerpo cansado, deteriorado, con movimientos torpes y lentos. Pero dentro de este cuerpo envejecido hay sentimientos, emociones y deseos de continuar con actividad por mucho tiempo.
La actividad física constituye uno de los pilares básicos para conseguir con éxito un envejecimiento saludable, si se practica de forma regular, constante y moderada, sin querer batir récords y sin poner a prueba a nuestro organismo. Son muchos los beneficios que nos aportará la práctica de una actividad física para nuestro organismo: Mejorará la capacidad física, mental e intelectual, contribuirá de forma clara y determinante a reducir muchas enfermedades; se podrán prevenir diversas disminuciones funcionales asociadas y aumentar nuestro. Los ancianos deberán usar ropa cómoda preferentemente de algodón para transpirar adecuadamente, debe ser sin ligaduras y holgada para permitir los movimientos. Es importante que los ancianos se mantengan hidratados.
Fase Inicial o de Calentamiento: que deberá ser de 10 minutos con trabajo por grupos musculares en flexibilidad y luego un poco de velocidad.
Fase de Fortalecimiento: que al inicio será de 15 minutos y se incrementará conforme a la condición física del anciano.
Fase de Relajación: que será de 5 minutos y que incluye ejercicios de flexibilidad y equilibrio.
Los ejercicios de resistencia se recomiendan solo en casos específicos y previa evaluación de su capacidad.
Con el calentamiento se busca incrementar la temperatura corporal, el ritmo cardiaco y aumentar el flujo sanguíneo a los tejidos. También incrementar el nivel metabólico y el intercambio gaseoso para facilitar la velocidad de transmisión del impulso nervioso y la recuperación muscular tras la contracción. Así se reducirá el riesgo de sufrir lesiones musculo esqueléticas y sobrecargar su sistema cardiopulmonar.
Más vale prevenir.