
Estos artesanos trajinaron de un lugar a otro, en diferentes partes de Ciudad de México, hasta que les facilitaron un pequeño espacio en Plaza Izazaga 89, el mismo edificio que en noviembre fue desalojado por la policía con el argumento de que eran bodegas de mercancía que había entrado al país de manera ilegal. Hace poco el inmueble, de 16 pisos, fue reabierto con productos de otros países y mexicanos, en especial de emprendedores, ahora con permiso oficial, y todavía hay espacios para rentar.
Y es aquí, en una angosta franja del décimo piso, donde las autoridades capitalinas, a través de la Secretaría de Gobierno, ofrecieron un lugar a los artesanos que andaban de un lugar a otro, sin lograr en establecerse en zona fija, como sucedió con la familia encabezada por Roberto y su esposa, María Guadalupe, quienes durante la pandemia del 19 aprovecharon el aislamiento en su casa y le dieron vuelo a la imaginación.

La pareja forma parte de un grupo que arribó a este piso, donde hay otros de diferentes partes del país, incluida oriundos de Ciudad de México.
El elevador se abre en el piso número diez y caminas hacia la derecha, en medio del tráfago de consumidores que traen canastas y carritos que jalan o empujan, y de empleados que ofrecen lugares de renta, especialmente para emprendedores mexicanos, dicen empleadas que admiten que hay mercancías de Estados Unidos y de otros países latinoamericanos.

Caminas hacia la derecha y observas un letrero parecido al de las embarcaciones de Xochimilco, donde lees: “Artesanías Mexicanas”.
Y ahí, del lado izquierdo, está Roberto Díaz, un hombre más bien discreto, rodeado de coloridas muñecas que confecciona con su esposa en un pequeño taller casero de Iztapalapa, donde sus manos le dan forma a muñecas Frida que salen fuera de lo común, pues la pareja coincidió en que era mejor hacer variaciones de la imagen tradicional. Entonces la pandemia fue la clave para pensar que lo mejor era reinventarse.

Y fue así como nacieron esas Frida con trajes regionales de distintas partes del país. También pueden crear muñecas Frida al gusto del cliente, además de las que tienen características propias de Veracruz, Chiapas, Quintana Roo, Yucatán y Tamaulipas, entre otras partes del país.
Roberto y su esposa confeccionan sus muñecas desde hace más de 20 años, y antes de aquí las ofrecían en diversas calles, entre algunas del Centro Histórico, además de Paseo de la Reforma, pero hubo un periodo en que los hizo más creativos, como se decía, y fue aquel en el que todo el mundo padeció la pandemia que inició en 2019.

“Nos encerramos, pero nos sirvió para diseñar más modelos”, comenta Roberto. “Confeccionar más vestidos, más modelos, con ideas propias para vestirlas”.
—¿Y qué material usan?
—Plástico normal, tipo muñequita Barby. Ya nomás nosotros la diseñamos y las vestimos y les confeccionamos sus trenzas, porque a la gente le gusta entre más pelo, más trenzudas.

Unos pasos hacia izquierda está Mary Valdés, quien ofrece artesanías del estado de Guerrero, que incluye zapatos y vestuario. Ella es originaria de la zona de Centro de esa entidad, pero diversos huracanes y tormentas la han obligado a migrar, como sucede con otros artesanos que han sido echados de sus regiones por la pobreza.
La conocimos en Plaza de la Constitución, hace meses, donde estaba acompañada de otros artesanos. Pedían lugares para vender, pues eran amenazados con desalojarlos. Hasta que los atendieron en la Secretaría de Gobierno de Ciudad de México, dependencia que se encarga de negociar, como ha sucedido en administraciones pasadas.

Y Mary Valdés, quien dirige un colectivo, logró un lugar aquí, lo mismo que otros artesanos, cuyos líderes sirven de intermediarios.
Mary adapta los diseños regionales, como vestuarios de de Tepozonalco, municipio de Chilapa de Álavarez; también está la muñeca a la que bautizó como La Montañita, “a la que le pusimos así porque es de La Montaña Baja; y la de Acatlán, también de esa jurisdicción”.

Y es que Mary, originaria de la zona centro de esa entidad, es enlace de comunidades indígenas; dirige el colectivo Gotitas Dulces de arte Guerrerense, que le ha permitido participar como panelista en países de Latinoamérica. Es heredera de familias cocineras que elaboran platillos originarios de esa entidad, como la bebida Chilate artesanal.

—Y vendes vestidos y muñecas.
—Sí, de diferentes regiones, porque en mi caso las artesanas elaboran el lienzo y yo hago la trasformación en ropa estilizada— explica Mary, maestra Artesana de Moda en diseño de textiles.
—¿Y de cuántas regiones?
—De todas las regiones. Yo lo que hago es la transformación en accesorios, como en zapatos, y todo eso lo transformo.

Están en un espacio de Plaza Izazaga 89, ubicada sobre esta bulliciosa avenida a orillas del Centro Histórico de Ciudad de México, donde también distribuyen mercancía de México y otros países, todo legalizado, insisten sus promotores y promotoras —“sobre todo de emprendedores”— que tratan de borrar la imagen negativa de este inmueble que hace meses fue clausurado por la supuesta venta de mercancía de contrabando.
