Pensar es el trabajo más difícil que existe, quizás sea la razón por la que hay tan pocas personas que piensan.
La frase es de Henry Ford, y no estoy de acuerdo con ella.
Pensar no es difícil. Pero no pensar siempre resulta cómodo. Nuestro cerebro está diseñado para reconocer patrones y elaborar rutinas.
Así nos ponemos calcetines y así conducimos un coche: “sin pensar”.
Pero hay cosas que requieren reflexión. Hay muchos dogmas, muchas falacias. Para empezar conviene quitarnos el chip binario.
Ese que nos remite a clasificar automáticamente todo en bueno o en malo.
El mundo no es una telenovela de pobres contra millonarios; patriotas contra vende patrias, pueblo bueno contra mafia el poder, o fumadores obsesivos contra ambientalistas compulsivos.
Una falacia es el reduccionismo. Algo que funciona junto nunca podría entenderse por separado.
Otra es la llamada falacia de la composición. Pensar que lo que es cierto para una parte es cierto para el todo; y viceversa, lo que es cierto para el todo es cierto para las partes. Basta un ejemplo.
Piense usted en la afirmación “La velocidad mata”, y su implicación: “Ir despacio salva vidas”. Eso es cierto únicamente si todo el tráfico en alguna calle se desplaza a menor velocidad.
Pero totalmente falso cuando alguien en la autopista México-Querétaro conduce a 30 kilómetros por hora.
Otra: La falacia “post hoc”. El error al razonar que un suceso es consecuencia de otro, simplemente porque ocurrió después. Suponga un marciano que observa la fiebre de compras decembrina.
Después, ya en la Nochebuena observa también personas intercambiando regalos. Para el marciano, las compras causaron la navidad.
¿Más falacias? Aquí otras:
Afirmar que todo intercambio social puede y debe entenderse como un intercambio de mercado.
Creer que invariablemente los individuos están movidos por intereses propios y propensos a aprovecharse de los esfuerzos de otros.
Pensar que la competencia es el estado natural y el más deseable en las relaciones empresariales, porque siempre incentiva la productividad.