Política

El nuevo autoritarismo

Las cosas como son. No nos gusta escuchar ciertas palabras o descripciones de nuestra condición o circunstancia vital, situación que ha sido aprovechada por movimientos extremos sociales para normalizar situaciones.

Cierto, debatir sobre cuerpos ajenos es deleznable, pero hemos llegado a cubrir cuestiones de salud y recomendaciones cotidianas en un halo de respeto que, en realidad, pareciera sólo funciona en un sector social mientras otro lo usa de arma dentro de su discusión y ataque cotidiano… y no, no sólo lo realizan personajes cercanos a eso que hoy catalogan como “derecha”, sino también peculiares personajes de la “izquierda” actual. Nombres como Víctor Aramburu o Fabrizio Mejía –que plagió hasta el adjetivo utilizado en su insulto– están en esa categoría.

Así llegamos al miedo de usar palabras que terminan capturadas por algunos para su beneficio personal o político, nunca el general.

David Gómez Álvarez lanzó el día de ayer un artículo donde sostiene que el régimen actual no es un populismo autoritario, justificando en la novedad de un grupo que persigue todo el poder para entrar en una nueva categoría.

Puede ser, pero mientras se encuentra esa denominación, usemos la definición construida por Juan Linz, uno de los más reconocidos estudiosos del autoritarismo a nivel global.

Los regímenes autoritarios surgen de la caída de sistemas democráticos que traicionan sus obligaciones con la ciudadanía. La sociedad, harta de la ineficacia, corrupción o falta de estado de derecho, elige a un nuevo régimen que simula ser democrático al permitir una oposición débil, casi de juguete, que puede gritar pero no accionar ningún cambio.

El régimen autoritario simula ese pluralismo mientras controla todo lo que está a su alrededor, incluyendo el flujo político real donde crea instituciones de control.

Cierto es que la cuarta transformación no tiene los sectores priístas tradicionales, pero ha creado su dinámica a través de la relación de empresarios, medios y ejército. Ha sido exitoso en desmantelar los controles autónomos y crear nuevos barones de la comunicación con El Pueblo, entelequia cimentada en la propaganda que se propaga todos los días

Dicha propaganda crea las siguientes dos condiciones que Linz pone en los regímenes autoritarios: la apatía social que desmoviliza o controla el aglutinamiento ciudadano a partir de resortes corporativos –de partido o gobierno a través de redes como los conocidos “servidores de la nación” –. La propaganda que es auxiliada por líderes carismáticos o que de forma artificial se venden como magnéticos, empáticos, simpáticos, cálidos y hasta chistosos. Cuando no da, el esfuerzo es doble: más dinero, más propaganda, más ataque al distinto.

Así que, las principales condiciones que Linz propone ahí están. No nos gusta decirlo y nos vamos por las ramas, a veces porque los analistas y politólogos prefieren no decir lo incómodo o porque las palabras y su uso los aleja de su crecimiento personal –ya ven, algunos se hacen de la vista gorda y les dan embajadas–.

Pero reflexionen ustedes: acto protocolario donde los cuatro personajes que salen en la fotografía son del partido en el poder –oficial, ya podríamos decir–, no porque deban o sea legítimo sino porque usaron el poder de Estado para lograrlo, ¿o cómo catalogan ustedes el hecho que el partido gobernante vete por 48 horas el nombramiento de una nueva mesa directiva de la cámara baja sólo para que la oposición no salga en la fotografía?¿Cómo adjetivar un día de fiesta y simbolismos por la llegada del nuevo poder judicial donde nadie habla del método poco democrático con que fueron electos todos ellos?¿Qué nombre le damos a la persecución mediática real y digital de quienes asisten y organizan a una marcha que intenta poner cara a los intentos de hacer crecer el autoritarismo?¿Cómo se le llama a la cínica propaganda que se despliega en un informe de gobierno que aplaude el abasto de medicamentos al 90 por ciento Y la reducción de homicidios en 25 por cuento cuando las cuentas no dan y se deja de lado el aumento en desapariciones?

Dirán que un artículo como este no saldría en un régimen dictatorial. Cierto, pero si en uno autoritario.

¿Hay solución a esto? Siempre en la ciudadanía. Jalisco es ejemplo de ello.

Alguien que puede explicarlo es el propio David Gómez Álvarez.


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Gonzalo Oliveros
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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