Gil cerraba la puerta de la semana repasando sus libreros. No sin asombro, confirmó una vez más que hay ciertas lecturas que ha olvidado, aun cuando los subrayados delaten el paso de su lectura sobre muchas páginas. Así llegó a este volumen: Extraterritorial de George Steiner (Seix Barral, 1989). Gil se inició en la obra de Steiner leyendo este libro sobre el lenguaje y los escritores que cambiaron de lengua materna para hacer una obra en un idioma distinto. Aquí les van estos subrayados.
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Resulta absurdo lo poco que sabemos acerca de las relaciones vitales entre el eros y el lenguaje. El bilingüismo de Oscar Wilde podría ser la representación expresiva de una dualidad sexual, el símbolo lingüístico de los nuevos derechos de experimentación e inestabilidad que Wilde reclamaba para la vida del artista.
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Beckett parece encontrar en otra lengua el analogon único y natural. Parece como si el trabajo inicial de invención fuera realizado en una cripta lengua compuesta por dosis iguales de francés, inglés, angloirlandés y fonemas absolutamente personales. Aún cuando, por lo que sé, Borges sólo escribió poemas y relatos en español, es uno de los nuevos “esperantistas”. Su conocimiento del francés, el alemán y, especialmente, el inglés es profundo.
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Resulta que estos autores multilingües se encuentran entre los escritores más destacados de nuestra época. La ecuación entre un eje lingüístico único —un arraigo profundo a la tierra natal— y la autoridad poética es puesta en tela de juicio.
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La biografía de Nabokov está plagada de trampas y zonas oscuras, pero se da por sentado que escribió sus obras al menos en tres lenguas […] Su traducción al ruso de Alicia en el país de las maravillas (Barlín, 1933) ha sido considerada desde hace tiempo como una de las claves de toda su obra […] Una de sus proezas más extrañas es la retraducción al inglés de la versión rusa “horrible pero famosa” (Andrew Field, Nabokov, pág. 372), que hizo Konstantin Balmont de Las campanas de Edgar Allan Poe. ¡Recordemos el Pierre Menard de Borges! […] No solamente es Nabokov, con su hijo Dimitri, el principal traductor al inglés de sus primeros cuentos y novelas escritos en ruso, sino que también es el traductor de Lolita al ruso; y algunos consideran esta versión, publicada en Nueva York en 1967, como la obra maestra del novelista.
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Nabokov no eligió esa obsesión. Como él mismo señala, ofendido y con infatigable insistencia, la barbarie política del siglo lo convirtió en un exiliado, en vagabundo, en Hotelmensch, no sólo respecto a su tierra natal sino también respecto a su incomparable lengua rusa, en la que su genio había encontrado una forma natural. Evidentemente, esto es cierto. Pero mientras muchos otros exiliados se aferraron desesperadamente a su lengua materna o se hundieron en el silencio, Nabokov pasó sucesivamente de una lengua a otra como un turista millonario. Desterrado, se construyó una casa de palabras […] como cuando les dijo a sus alumnos de Wellesley, en 1945: “Ustedes pueden y deberían hablar ruso con una amplia y constante sonrisa”. En ruso, una vocal es una naranja; en inglés, solamente un limón.
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…del “nabokés”, la lengua franca anglonorteamericana en la que Nabokov escribió la mayor parte de su obra desde 1940 aproximadamente. Algunos consideran que la lengua de Lolita y sus sucesoras es un milagro de la invención, elegancia e ingenio. Para otros, la prosa de Nabokov es macarrónica, afectada, perversamente opaca e inhibida. Es extranjera no sólo en sus pormenores léxicos, sino en sus ritmos primarios que contradicen el espíritu natural de la lengua inglesa o norteamericana. Por lo general, este tipo de discrepancia es como la de las aceitunas: gustan o no gustan.
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Un gran escritor a quien las revoluciones sociales y las guerras expulsan de lengua en lengua es un símbolo cabal de la era del refugiado. Ningún otro exilio puede ser más radical, ninguna otra hazaña de adaptación a una nueva vida puede ser más exigente.
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Como todos los viernes, Gil toma la copa con amigos verdaderos. Mientras se acerca el mesero con la charola que soporta el Grey Goose, materia prima de las Gansos Salvajes, Gamés pondrá a circular las palabras de George Orwell por el mantel tan blanco: “Pero si el pensamiento corrompe el lenguaje, el lenguaje también puede corromper el pensamiento”.
Gil s’en va