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Aún sin regresar del todo a la vigilia, Gil corrió la cortina de su amplísimo cuarto y desde lo alto, en el piso 20 del Hilton-Barceló, vio la ciudad de Guadalajara envuelta en la bruma de un día nublado. La verdad es que el corazón se le estrujó a Gamés con recuerdos indefinidos que lo asaltaron por la negra espalda del tiempo. Gilga había dormido tranquilo y soñado con enanos. ¿Qué significan los enanos? ¿Los sueños disminuidos de Gil? No empecemos con el análisis callejero.

De entre todos los conocidos a quienes ha saludado Gilga en la Feria destaca a Luis García Montero, poeta mayor de España y si la lectora y el lector no lo han leído son afortunados, pues leerán por primera vez a un poeta que los conmoverá y, al mismo tiempo, les mostrará el camino de la emoción y la destreza poética, o como se diga. Hay un poderoso tomo que reúne su poesía en la editorial Losada, en la misma colección donde se ha publicado también a Joan Margarit.

Alain Corbin

Alain Corbin (1936) es historiador y un gran investigador de lo que se conoce como historia de las sensibilidades. Este profesor de la Sorbona ha publicado, entre otros estudios, una Historia del silencio, una Historia del cuerpo y una Historia del ocio y la diversión. Gilga consulta una y otra vez estas originales tramas de la erudición. Al pasar por uno de los pasillos de la Feria saltó la liebre: “Terra incógnita”. Una historia de la ignorancia (siglos XVIII-XIX), (Acantilado, 2024) Corbin concibe la ignorancia como un motor de la curiosidad humana que debería despertar la necesidad del conocimiento. Escriben los editores: “durante miles de años los seres humanos ignoraron gran parte de los territorios, paisajes y poblaciones del planeta, y en los mapas las regiones desconocidas recibían el nombre de terraignota (…) Todavía en el año de 1840, el fondo marino era un completo misterio, treinta años después, los científicos defendían que el mar cubrió los polos y en 1900 nadie había logrado alcanzar la estratósfera”. Gamés ya trae este libro consigo y no lo presta ni dirá, díscolo cómo es, dónde lo compró.

Juan Gabriel Vásquez

Gilga ha seguido a Juan Gabriel Vásquez desde que leyó El ruido de las cosas al caer, luego se acercó a La forma de las ruinas e insistió en Volver la vista atrás. Un narrador genuino, constructor de tramas con teodolito y buena prosa. Aparece ahora, bajo el sello de Alfaguara, Los nombres de Feliza (2025). Huele a tinta fresca: “El 8 de enero de 1982, la escultora colombiana Feliza Bursztyn murió en un restaurante de París. Tenía 48 años. En el momento de su muerte la acompañaban su marido y cuatro amigos. Uno de ellos, el escritor Gabriel García Márquez, publicó días después un artículo que incluía tres palabras en apariencia simples, pero misteriosas en el fondo: ‘murió de tristeza’. Juan Gabriel Vásquez parte de esas palabras para investigar en la vida de una mujer extraordinaria.

Grandes inicios

Así empieza Los nombres de Feliza: “De manera que así, pensando en la vida breve de Feliza Bursztyn, se me iban los días. Todas las mañanas, desde el comienzo de un otoño demasiado cálido, salía temprano de mi departamento prestado y caminaba por los bulevares amplios hasta el barrio de Montparnasse, donde Feliza aprendió a modelar arcilla en su juventud y donde murió de muerte prematura un cuarto de siglo más tarde. Era un recorrido de veinte minutos que empezaba cerca del metro Gobelins, pasaba frente al edificio donde vivió la escultora Camille Claudel y acababa en mi lugar de trabajo, una habitación pequeña cuyo ventanal daba a una acacia de ramas largas y a la rue de la Grande Chaumière. Allí, en esa calle corta que era visible desde mi ventana, estaba la academia de arte donde estudió Feliza en los años cincuenta, y basta darle vuelta a la cuadra, caminar tres o cuatro minutos más, para llegar al local donde murió en 1982”.

¿Cómo la ven? Sin albur narrativo.

Todo es muy raro, caracho, como diría, Molière: “La muerte es el remedio de todos los males; pero no debemos echar mano de éste hasta última hora”.


Gil s’en va


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Gil Gamés
  • Gil Gamés
  • gil.games@milenio.com
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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