Con júbilo indisimulado (en las redes fue un festín) se recibió el despido de Rubén Moreira de la secretaría general del PRI. Un mes duró en el cargo y 9 su hermano en la presidencia del CEN. Humberto cayó por la megadeuda; Rubén, por el fracaso estrepitoso del 1 de julio y por la estela de escándalos de los doce años que gobernó Coahuila despóticamente. La despedida en Twitter de Claudia Ruiz Massieu a su segundo no pudo ser más cáustica y premonitoria:
“Reconozco su trabajo” (¿de gobernador y operador electoral que, cual Nerón, tocaba la lira y cantaba mientras Coahuila y el PRI ardían en llamas?), “agradezco su aportación a la vida partidista” (¿haber obtenido con un candidato de lujo (Ruiz Massieu dixit), José Antonio Meade, menos votos de los captados por un mapache de la ralea de Roberto Madrazo? “y le reitero mi respaldo en los proyectos que emprenda” (¿solo o en sociedad con sus hermanos?). Algo huele a podrido en Dinamarca.
En premio por su gestión en Coahuila, en cuyo sexenio aumentó la deuda y el desvío de recursos a empresas fantasma, la inversión del Tribunal de Justicia en Ficrea y el quebranto en los sistemas de pensiones y de salud equivale a varios miles de millones de pesos, Moreira II recibió una diputación plurinominal.
El exgobernador no tendrá la misma influencia en el futuro Congreso e incluso es posible que ni siquiera ocupe la curul; y si lo hace, será por unos meses.
Su presencia en la flaca bancada del PRI será un recordatorio permante de lo que es y representa.
¿Con qué autoridad subirá a la tribuna sin ser acusado por la deuda, las empresas fachada y las masacres en Allende y en el penal de Piedras Negras por Luis Fernando Salazar, Evaristo Lenin Pérez (PAN) y José Ángel Pérez (Morena) a quienes acosó y orquestó campañas de desprestigio también contra exgobernadores, periodistas y propietarios de medios de comunicación? La suerte de Moreira II terminó. Ya no tendrá a Videgaray ni a Navarrete para que le cubran las espaldas y le abran las puertas de Los Pinos. Otro apunte: el gobierno de Trump y el de AMLO ya empezaron a intercambiar información sobre temas sensibles (delincuencia organizada, lavado de dinero, peculado...) que involucran a políticos mexicanos.
gerardo.espacio4@gmail.com