Política

López Mateos, corredor inmobiliario del desastre

La avenida López Mateos ha sido, por años, la muestra más evidente del fracaso de la planeación metropolitana. Su saturación vehicular, la expansión desordenada de la vivienda y la especulación inmobiliaria que domina su entorno, no son fenómenos recientes ni inevitables. Son la consecuencia de decisiones tomadas con plena conciencia de sus efectos, firmadas por gobiernos municipales que, durante más de una década, privilegiaron el beneficio de unos cuantos desarrolladores antes que el interés colectivo.

El corredor sur de López Mateos, que atraviesa Zapopan y Tlajomulco hasta conectar con la carretera a Colima, ha sido el escenario donde se multiplicaron los permisos de construcción. Entre 2013 y 2022 se autorizaron once torres habitacionales en la zona metropolitana, diez en Tlajomulco y una en Tlaquepaque. A partir de 2020, el municipio de Tlajomulco concedió licencias de manera acelerada. En ese año se permitió el fraccionamiento Albazur con mil quinientas viviendas sobre el Bulevar Bosques de Santa Anita.

En 2021, la misma administración aprobó las fases de los condominios Tamarindos, el desarrollo Rancho Santa Anita con cuatro etapas sobre la calle Jesús Aguilar, así como la segunda parte de El Edén, con más de cuatrocientas casas. Ese mismo año también se avalaron nuevas etapas en Alta California, Adamar, Real de la Tijera, la fase tres de Pontevedra y más de quinientas viviendas en El Paraíso, todo dentro de un territorio que ya sufría la insuficiencia de vías de acceso.

El ritmo de autorizaciones no se detuvo. En 2022 se sumaron catorce desarrollos adicionales. En 2024 y 2025 se añadieron ocho más para un total de veintidós proyectos distribuidos desde El Palomar hasta San Agustín. Solo en 2025 se contabilizaron quinientas cincuenta viviendas entre San Agustín y Las Cuatas, con proyectos como Senderos de Monte Verde en sus etapas doce y trece, Monteza en sus fases dos y tres, Zoí Santa Anita III y los condominios de Residencial Los Tamarindos en sus últimas tres etapas.

Los desarrollos aprobados en los últimos años representarán alrededor de ¡veinticinco mil nuevos habitantes! todos concentrados en un territorio que depende, casi exclusivamente, de López Mateos como vía de salida.

La sobrecarga actual es resultado directo de esa expansión. Hoy transitan entre ciento sesenta mil y doscientos mil vehículos al día, noventa y uno por ciento particulares. La avenida, que debería recorrerse en treinta minutos, demanda hora y media en sus tramos más críticos. Tlajomulco y Zapopan concentran buena parte de los tres millones ciento quince mil vehículos que circulan en el área metropolitana, de los cuales más de dos millones setecientos mil son automóviles particulares, casi un millón motocicletas y apenas trece mil autobuses de pasajeros. El desequilibrio es evidente. La consecuencia es una urbanización que crece al ritmo de los flujos de inversión, y no de las necesidades sociales.

Los gobiernos municipales intentan ahora frenar el desorden provocado por ellos mismos. La medida es responsable, pero tardía por la magnitud del desastre. Se argumenta que no existen condiciones de movilidad para más viviendas, y que resulta indispensable encontrar alternativas técnicas antes de autorizar otros proyectos.

Las soluciones presentadas hasta ahora giran en torno a la movilidad. Se habla de un segundo piso sobre López Mateos, de la extensión de la Línea 1 del tren ligero, de un sistema BRT hacia Camino Real a Colima y de nuevas líneas como la 4 y la 5, que aún no entran en operación. Se discute la ampliación de Mariano Otero hasta El Palomar. Son medidas que atienden los síntomas, pero no cuestionan el modelo urbano que llevó a esta dependencia del automóvil.

La herida de López Mateos no se cerrará con parches de infraestructura, ni con prohibiciones que llegan tarde. Debe limitarse la especulación inmobiliaria y, que dirigir la inversión hacia transporte público masivo, densificación en zonas con servicios y freno a la dispersión. El costo de no hacerlo se mide ya en horas perdidas en el tráfico, en familias que pasan más tiempo en un automóvil que en sus hogares, y en un territorio que se fragmenta cada vez más entre islas de prosperidad y océanos de abandono.


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Gabriel Torres Espinoza
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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