La alerta de violencia de género es un mecanismo que emite la Secretaría de Gobernación del Estado mexicano cuando existe recurrencia en los asesinatos de mujeres en las entidades y municipios del país. El caso de Ciudad Juárez, Chihuahua, de resonancia internacional por la forma sistemática de asesinatos de jóvenes con doble vulnerabilidad: ser de escasos recursos y ser mujeres, lamentablemente no fue un hecho aislado en México. Más bien se ha replicado en otros estados –o se ha hecho visible lo invisible–, al alcanzar ahora la cifra oficial de 12 alertas de género emitidas, con otras tantas que están en revisión.
Nuevo León, en 1985, ocupaba la posición 32 en cuanto a defunciones de mujeres con presunción de homicidio. En 2010 llegamos hasta el nada decoroso doceavo lugar, más lo que se haya acumulado en los últimos años. En 2016, de acuerdo a cifras del Inegi, 2 mil 735 mujeres fueron asesinadas en el país. En octubre de ese mismo año, la alerta de violencia de género fue finalmente emitida solo para cinco municipios de nuestro estado: Apodaca, Cadereyta Jiménez, Guadalupe, Juárez y Monterrey.
¿En qué momento empezamos a contar a las mujeres asesinadas? En otras épocas, las y los muertos se contaban solo en las guerras, en las epidemias o en los desastres naturales. Ahora se hace cotidianamente, desde la sociedad civil, donde se mide la reacción del dolor de la gente. Por todo esto, cuando hablamos de sustentabilidad es imprescindible que nos ocupemos de su componente social: los seres humanos.
MARÍA LUISA MARTÍNEZ SÁNCHEZ
Directora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UANL
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