Que la postura, sobre la renuncia de Alejandro Gertz Manero, del senador jalisciense Clemente Castañeda, fue técnicamente la más precisa de todas. La ley es clara: la renuncia del Fiscal General de la República debe fundarse en una causa grave, un requisito diseñado precisamente como un blindaje para proteger la autonomía del cargo de los vaivenes políticos. La designación como embajador, en efecto, no califica en ese estricto universo jurídico. Tiene razón Castañeda de MC: al avalar el Senado esta salida, no solo viola un procedimiento, sino erosiona el dique legal que protege a una de las instituciones clave de la República. Sin embargo, este episodio trasciende la mera discusión legalista y obliga a un análisis más profundo sobre la salud de nuestra democracia. Lo que estamos presenciando es la clásica pugna entre el rigor de las instituciones y la realpolitik. El verdadero mensaje para la ciudadanía es devastador: la máxima sede de la procuración de justicia puede convertirse en una pieza de negociación, donde su autonomía se trueca por una candidatura diplomática, aunque la verdad hay algo más de fondo: una cadena de corrupción que lleva a Tabasco.
Que la contralora Teresa Brito fue una de las pocas que pudo salir bien librada de su comparecencia, pero no solo eso: fue faro de luz en la obscuridad. Puso un tema en la mesa que merece acercamiento de lupa: la mitad de las dependencias de Jalisco no cuentan con manuales de puestos. Eso salió a relucir sobre la pregunta de Eli Castro en el SIAPA y de paso balconeó al Sistema Estatal Anticorrupción porque desestimó argumentos de la Contraloría, que lo mismo ocurrió con el programa a Toda Máquina de Enrique Alfaro. Para que quede claro -no como el agua del SIAPA- la contraloría entrega pruebas de corrupción y el Poder Judicial les aplica el artículo sesto ¿Artículo sesto? Sí: al sesto de basura para que no pase nada a nadie. La cosa no acaba ahí: en el caso del robo de gasolina en la Secretaría de Seguridad, confirmó un posible desfalco de 100 millones de pesos, añadió que los vehículos de seguridad no estaban dados de alta y les ponían gasolina cada 5 minutos a las mismas unidades, por lo que la investigación sigue abierta, al igual que por las grúas pirata, que sí existen -un funcionario ligado a la Luz del Mundo tiembla. ¿Qué está pasando en Jalisco, cada vez se hace más opaco?